Lo que le faltaba a Mariano Rajoy, para acabar de hundir sus casi nulas posibilidades de continuar al frente del Gobierno, era que salieran a la luz en este momento otros casos de corrupción que afectan a ex cargos y afiliados del PP o que hubiera malas noticias en algunos de los que ya investigaban los jueces. Pues le ha ocurrido. Él no pierde la esperanza pero, por muchas ofertas que haga al líder de los socialistas -incluso contrarias a lo que decía con anterioridad-, sabe que lo tiene más que difícil.
Aunque Rajoy y los dirigentes del PP lo niegan, la llamada Operación Taula, en Valencia, ha sido un auténtico mazazo para él y sus aspiraciones a seguir como presidente. Alfonso Rus, ex presidente de la Diputación de Valencia y del PP provincial, y otras 23 personas han sido detenidas por el presunto cobro de comisiones ilgales a empresarios a cambio de la adjudicación directa de contratos. A la hora de escribir esta columna, 14 habían quedado en libertad provisional, cinco de ellas con fianza y el resto sin ella pero todas con la condición de investigadas (lo que antes se denominaba imputadas).
BÁRCENAS, RATO Y UNA DIMISIÓN
Además, el subsecretario de la Presidencia del Gobierno, Federico Ramos de Armas, persona de confianza de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha dimitido tras ser implicado en el caso Acuamed por hechos de hace unos años, cuando él era secretario de Estado de Medio Ambiente. El 20 de enero hubo 13 detenidos, por la presunta adjudicación fraudulenta de obras por la empresa pública Aguas de las Cuencas del Mediterráneo (Acuamed) a cambio de importantes comisiones ilegales.
A eso se suma que una juez de Madrid ha citado a declarar a la tesorera del PP y a un representante legal del partido, en la querella que presentó Izquierda Unida por la destrucción de los discos duros de los ordenadores que utilizaba Luis Bárcenas, ex senador y ex tesorero de los populares que estuvo 19 meses en prisión preventiva y está pendiente de ser juzgado por una docena de delitos.
Para completar este conjunto de malas noticias en pocos días para el PP, conocidas en el peor momento para Rajoy, un juez ha citado a declarar a Rodrigo Rato, ex vicepresidente de Aznar, ex director general del Fondo Monetario Internacional y ex casi todo en el PP de los años anteriores a Rajoy.
SÁNCHEZ RECHAZA LA OFERTA
Con este panorama, ¿cree Rajoy o alguien del PP que el presidente en funciones podrá convencer finalmente a Pedro Sánchez y Albert Rivera para que le voten y pueda ser investido presidente del Gobierno?
Rajoy, en un nuevo intento de convencer a Sánchez, le ha propuesto desde Tele 5 que, si permite que sea investido presidente, el PP apoyará al PSOE en los ayuntamientos y comunidades donde los socialistas gobiernan con Podemos, para poder aprobar los presupuestos que están pendientes por las exigencias del partido de Pablo Iglesias. Pedro Sánchez ha rechazado de inmediato y con rotundidad esa oferta.
Ni siquiera está dispuesto a abstenerse para que pueda prosperar un Gobierno de PP y Ciudadanos, como defiende Felipe González, porque considera que con «el partido de la Gürtel, el de la corrupción en la Comunidad Valenciana, en Castilla-La Mancha, el de los recortes y la reforma laboral, el partido de Bárcenas, no hay ningún argumento para que el PSOE lo apoye por activa o por pasiva».
Los principales partidos políticos tienen su cupo de corruptos, lamentablemente para ellos y para la sociedad. El PSOE carga con el escándalo de los ERE y del fraude en los cursos de formación para los parados en Andalucía; Convergència Democrática de Catalunya (CDC) tiene embargadas sus sedes por el caso Palau. Pero el PP supera a todos los demás en casos de corrupción, por mucho que sus dirigentes se empeñen en negarlo y digan que en los ERE se defraudó más dinero que en otros casos y cosas parecidas.
Hoy, 28 de enero, han transcurrido 38 días desde que la ciudadanía votó por un Congreso de los Diputados más plural y sin mayoría absoluta. Pero los dirigentes de los principales partidos siguen sin ser capaces de negociar para constituir un Gobierno que responda a esa voluntad del electorado y se entretienen discutiendo sobre la zona del Hemiciclo en la que se van a sentar.