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artículo de opinión 14/02/2016junio 7th, 2017

«Además del día de los enamorados, el 14 de febrero también se celebra el Día Mundial de la Energía, fecha próxima además al 5 de marzo, declarado como Día Internacional de la Eficiencia Energética.

Efecto invernadero y cambio climático no son escenarios hipotéticos, sino diagnóstico científico que nos debe impulsar a actuar para no marcar negativamente el futuro de las próximas generaciones. Y la estrategia a largo plazo no debe, sin embargo, impedir el compromiso a corto.


No hay mucho que celebrar en Castilla-La Mancha en relación con la energía, lastrada por la amenaza del cierre definitivo de la central térmica de Elcogás, en Puertollano (Ciudad Real), por las restricciones del último Gobierno central a las energías renovables, por el interés industrial de ríos como el Tajo o el Júcar que en ocasiones prima sobre las necesidades de consumo y riego de los habitantes que viven en sus orillas.

Porque Castilla-La Mancha es una potencia energética, claramente excedentaria en producción eléctrica, consecuencia de su centralidad geográfica, cercanía a grandes centros urbanos como Madrid o el Levante, que históricamente han externalizado la producción de la energía que consumen.

Caso singular es el de Elcogás, una central térmica pionera que a lo largo de los últimos años ha desarrollado una tecnología de combustión limpia del carbón, con un nivel de emisiones reducido y equiparable al de otros combustibles fósiles. Elcogás surge -y no es casualidad- en Puertollano, comarca minera de donde se abastece, junto con el coque de petróleo de la cercana refinería.

Una planta de carácter singular que ha demostrado cómo el futuro no está reñido con el carbón, que debe afrontar retos tecnológicos en la reducción de emisiones similares al resto de los combustibles fósiles y buena parte de la industria. No en vano, en países avanzados como EEUU, Alemania o Dinamarca la participación del carbón en la producción eléctrica como combustible de sus centrales térmicas duplica la media española.

Y en este contexto Castilla-La Mancha cuenta con una instalación pionera a nivel mundial: Elcogás, planta ya no experimental, sino de demostración de la combustión limpia del carbón, que es propiedad de las principales empresas eléctricas europeas, es la primera central en España en la tecnología de Gasificación Integrada en Ciclo Combinado y la mayor del mundo que utiliza carbón.

Térmica muy real, con empleos muy reales. Mucho más que un proyecto tecnológico, central, que ha recibido millones de euros públicos para su operatividad durante una década, y ahora desconectada de la red nacional y condenada al cierre por la ineficiencia de Rajoy y su Gobierno.

En Elcogás Puertollano se instaló también en 2010 una planta piloto que permitía investigar la captura, almacenamiento y aprovechamiento industrial de CO2, otra de las líneas de eficiencia energética en estudio que contó con el apoyo financiero del propio Ministerio de Industria y de la Junta de Comunidades.

Tenemos un Gobierno en funciones, pero no ha tenido obstáculos para aprobar en Consejo de Ministros planes hidrológicos al margen de los territorios por donde transcurren los ríos o seguir trasvasando agua, muy recientemente, al Levante a pesar de la dramática situación de la cabecera de nuestro río Tajo.

La broma pesada de un imitador radiofónico reveló que Rajoy atiende y despeja su agenda para recibir personalmente y escuchar las tesis independentistas de un presidente autonómico, pero no para el presidente de Castilla-La Mancha, preocupado por el futuro de sus ciudadanos y de su tierra.

El pasado 29 de septiembre, al poco tiempo de mi toma de posesión como presidente de Castilla-La Mancha, solicité una reunión de trabajo con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la que pudiéramos abordar diversos temas de interés en aquel momento, entre ellos la situación de la central de Elcogás en Puertollano. Hoy, lamentablemente, ya sabemos y por escrito su negativa a recibir al representante de millones de castellano-manchegos.

Tras la autorización de cierre comunicada por el Ministerio de Industria el pasado 7 de agosto, la central fue efectivamente desconectada de la red el pasado 31 de enero.

Durante el periodo de tiempo transcurrido desde la solicitud mencionada, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, tras el aplazamiento de la fecha inicial de cierre, solicitó a la empresa un estudio de viabilidad, que la compañía entregó el pasado 22 de diciembre.

Conocido el informe, el Consejo de Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha adoptó el pasado 12 de enero un acuerdo instando al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio a aprobar el mencionado estudio de viabilidad, y al Gobierno de España a promover la modificación urgente de la normativa, a fin de poder incluir a la compañía en el Régimen Retributivo Específico, garantizando así su futuro, acuerdo que fue trasladado al mencionado Ministerio.

La situación actual es el reciente rechazo por parte del Ministerio de Industria al plan de viabilidad presentado por la central, que condena a los trabajadores a un Expediente de Regulación de Empleo inminente si nadie lo remedia.

Los bajos precios internacionales del petróleo no ocultan a nivel nacional una errática política energética para el ciudadano, quizá no para otros intereses, no sólo en el apartado nuclear –incluidos residuos-, en el eólico, también en lo que afecta al carbón, como hace escasos días ponían de manifiesto la Asociación de Comarcas Mineras y la propia patronal Carbunion, quienes denunciaban la falta de voluntad política para dar certidumbre y perspectivas de futuro a la producción nacional de carbón.

El final de la legislatura de Rajoy está ligado al cierre de Elcogás, los intentos de reabrir la central nuclear de Garoña o el anuncio el pasado jueves de liquidación de la minera de carbón más antigua de España.

En este punto es interesante saber que sólo un tercio del carbón utilizado en España para la producción eléctrica es de origen nacional, y dos tercios importado; o que las centrales térmicas están obligadas por Bruselas a realizar inversiones inminentes para reducir sus emisiones, precisamente lo que ya cumple Elcogás.

Encontrar una solución que garantice el futuro de Elcogás, además de evitar la pérdida de los alrededor de 300 empleos que, entre plantilla propia y empresas subcontratadas, genera la compañía, contribuiría a avanzar hacia un modelo energético libre de emisiones, al utilizar la planta una tecnología que las reduce al mínimo, y evitaría un perjuicio importante para la comarca de Puertollano, que ya ha sido afectada por el cierre de otras industrias con el consiguiente efecto para su empleo y desarrollo.

La batalla en cualquier caso no está cerrada, pero ya depende de quién y para quién gobierne el próximo Ejecutivo en Madrid».

Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha.

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