«Es la hora del diálogo, la democracia y el compromiso para cambiar de rumbo económico y social. Eso es lo que expresaron las urnas el 20 de diciembre y las fuerzas políticas que interpreten de forma sesgada o equivocada el mensaje de la ciudadanía tendrán serios problemas en su seno. Y, lo más grave, generarán un grado de inestabilidad que puede truncar la incipiente superación de la crisis.
España necesita certezas y consolidar la frágil recuperación, que sólo podremos considerar como tal cuando el ciudadano común la note con claridad, sin necesidad de alambicadas explicaciones sobre el comportamiento de los parámetros macroeconómicos.
Puede haber distintas percepciones sobre lo que la gente espera y demanda, pero no debe caber duda sobre lo que rechaza rotunda y categóricamente una amplia mayoría: poner fin a una forma de gobernar y a unas políticas que han resultado desastrosas y han supuesto una pérdida de la calidad de nuestra democracia.
El momento requiere algo más que calculadora. La aritmética parlamentaria debe ocupar un segundo plano y ceder el protagonismo al parlamentarismo, a la inteligencia social/emocional que permita articular una mayoría que, aun necesariamente heterogénea, sea capaz de sostener y garantizar la estabilidad de un gobierno progresista. Un Gobierno de cambio, de transformación, de recuperación de valores y políticas de izquierda.
Otra formulación podría ser nefasta para el país y contribuiría a escorar hacía posiciones más conservadoras a buena parte del electorado que votó en clave de cambio, de progreso y de izquierdas, por muchas matizaciones que se le quieran hacer a esta denominación «tan tradicional».
En este complejo contexto, a los sindicatos más representativos nos importa y mucho cómo se conforme finalmente el Gobierno, porque ni somos neutrales, ni da lo mismo quien gobierne, ni qué políticas se aplican.
Antes del 20D, en todo el país, y concretamente en CLM, trasladamos nuestras propuestas a todas las fuerzas políticas que concurrieron a las elecciones generales. Facilitamos, por primera vez en la historia de la región, un debate «a cinco» para que pudiéramos conocer sus programas; y ellos a su vez constatar las preocupaciones nucleares de las CCOO.
Hoy estamos pidiendo sensatez para que se conforme un gobierno que responda a las necesidades y a las reivindicaciones que el mundo del trabajo, a través de los sindicatos, viene haciendo en los últimos años: fortalecer la recuperación económica; crear empleo; restablecer los derechos sociales; derogar las leyes que socavan las libertades individuales y colectivas.
Esto es lo que reclama el voto mayoritario del 20D. Ahora necesitamos que la política haga su trabajo, y no que su incapacidad se tenga que resolver por la ciudadanía. No sería bueno repetir las elecciones, pero peor sería reincidir en las nefastas políticas de los últimos cuatro años, neoliberales en lo económico y reaccionarias en lo social».