sábado, 23 de noviembre de 2024
Artículo de opinión 17/02/2016junio 7th, 2017

«En el año 2007, el día 18 de febrero fue declarado como ‘Día Internacional del Síndrome de Asperger’, en conmemoración del nacimiento de Hans Asperger, autor que introdujo el concepto de Psicopatía Autista para referirse a pacientes que presentaban problemas en su interacción social a pesar de su aparente adecuación cognitiva y verbal.

En la actualidad, el Síndrome de Asperger está incluido en el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM-5) englobándose dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo. El Síndrome de Asperger es un trastorno muy frecuente, llegando a hablarse de una prevalencia de entre 3 y 7 por cada 1.000 nacimientos.


Aunque el Síndrome de Asperger se manifiesta de forma distinta en cada persona, existen características comunes como son las dificultades para interaccionar con otros individuos, alteraciones en los patrones de comunicación no-verbal, falta de flexibilidad comportamental y cognitiva, dificultades para interpretar las emociones y sentimientos tanto ajenos como propios.

Estas dificultades provocan que la persona con Síndrome de Asperger tenga problemas para entender el mundo que le rodea, y que además exhiba comportamientos sociales que a ojos de los demás resultan inadecuados. Lo que acaba por complicar de forma significativa tanto la vida de la persona con Asperger como de sus familias en todos los ámbitos.

Emplear apoyos visuales en el proceso de enseñanza; asegurar ambientes estables y predecibles donde ellos se sientan seguros; descomponer tareas en pasos más pequeños y perfectamente secuenciados; ayudarles a organizar su tiempo libre para evitar que se vuelquen excesivamente en sus intereses especiales; enseñarles de forma explícita habilidades y competencias sociales para su interacción con las personas que les rodean; prestar especial interés a indicadores emocionales (ya que pueden presentar cuadros de ansiedad y depresión)… pueden ser todas ellas estrategias de intervención necesarias para trabajar con la persona con Asperger.

Por otro lado, es imprescindible concienciar y sensibilizar a la sociedad en su conjunto de la realidad del colectivo y de las diferentes dificultades que se van encontrando a lo largo del ciclo vital, así como de aquellos apoyos básicos y recursos que harán posible su plena inclusión en la sociedad».

Federación Autismo Castilla-La Mancha.

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