El Complejo Astronómico de de La Hita, ubicado en La Puebla de Almoradiel (Toledo), ha registrado y grabado cómo una espectacular bola de fuego -más brillante que la luna llena- cruzaba el cielo de la Península poco antes del amanecer del martes 23 de febrero, sobre las 6:45 horas. A lo largo de su trayectoria mostró varias explosiones, resultando especialmente llamativo para quienes pudieron observarla desde Madrid, Cuenca y Valencia
El análisis llevado a cabo por el profesor José María Madiedo, investigador principal del proyecto Smart en el que está involucrado este observatorio (cuya finalidad es vigilar continuamente el cielo con el fin de registrar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos lugares del Sistema Solar), ha permitido determinar que el evento fue producido por el brusco impacto contra la atmósfera terrestre de una roca a una velocidad de unos 111.000 kilómetros por hora. Esto hizo que la temperatura de la superficie de la roca superase rápidamente los 2.000 grados centígrados, iniciándose así la bola de fuego a una altitud de unos 93 kilómetros sobre la vertical de Almodóvar del Pinar (Cuenca). La bola de fuego alcanzó un brillo superior al de la Luna llena conforme avanzaba en dirección sureste, alcanzando una altura final de unos 32 kilómetros sobre la vertical de la localidad de Requena (Valencia). Las explosiones que pudieron observarse conforme se fue destruyendo el objeto hicieron que el fenómeno resultase mucho más llamativo.
En las últimas fechas, concretamente los días 19 y 21 de este mes de febrero, el observatorio de La Hita ha registrado otras dos bolas de fuego, si bien estas fueron menos brillantes que la observada el pasado día 23. Desde este centro señalan que se trata de una mera coincidencia, pues estos tres eventos no guardan ninguna relación entre sí. De hecho, se ha podido determinar que fueron producidos por rocas que procedían de lugares diferentes del Sistema Solar. Según Madiedo, la roca que produjo el impresionante evento del día 23 seguía una órbita de tipo cometario antes de impactar con nuestro planeta, aunque en este caso particular ha sido destacable que la resistencia del material fuese superior a la habitual para una roca procedente de un cometa. Los detectores del proyecto Smart han conseguido obtener también datos que permitirán determinar la composición química del objeto, lo cual ayudará también a los astrónomos a identificar su origen y sus propiedades.