Al líder del PSOE y aspirante a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha ocurrido lo que a esas parejas en las que él o ella dejan a ella o a él a la puerta de la iglesia o del juzgado cuando está a punto de comenzar la ceremonia. Pero en este caso la situación es más enrevesada, porque quien le ha abandonado no ha sido su pareja para el enlace, Albert Rivera (Ciudadanos), sino el tercer protagonista de este trío: Pablo Iglesias, secretario general de Podemos.
El miércoles 24 de febrero, a las 11:30 horas, Sánchez firmó con Rivera un acuerdo que los dos calificaron de «histórico» y «valiente». Cuatro horas después, el líder del PSOE se quedó como el novio abandonado en el último momento. Y, como ocurre siempre, cada uno cuenta la feria según le ha ido en ella.
Varios dirigentes de Podemos repitieron durante toda la mañana que iban a trabajar «hasta el último minuto» y con todas sus fuerzas para intentar un acuerdo con el PSOE y los partidos de izquierda. Pero después cambiaron de opinión y a las 16:00 horas, en una rueda de prensa convocada con la máxima urgencia, su portavoz en el Congreso, Íñigo Errejón, anunció que rompían las conversaciones con los socialistas y no acudirían a la reunión prevista para esa misma tarde.
PODEMOS ROMPE LAS NEGOCIACIONES
¿Motivos de la ruptura? Dicen que el acuerdo entre Sánchez y Rivera contiene muchos aspectos que ellos no pueden asumir sobre política económica, fiscalidad y modelo territorial; que ese pacto no es para formar un Gobierno «reformista y de progreso» -la frase que más ha escuchado y leído la ciudadanía en las últimas semanas- sino de derechas, porque parece que se ha hecho para lograr que el PP lo asuma, se abstenga en la votación y Pedro Sánchez pueda ser investido presidente…
El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, le respondió poco después con contundencia: afirmó que Podemos «miente, y lo sabe»; que Pablo Iglesias se ha convertido en «la gran esperanza de Mariano Rajoy» al romper las negociaciones; que está pensando más «en sus estrategias, sus elecciones y sus sillones que en arreglar los problemas de los ciudadanos», y que al negarse a seguir hablando ha demostrado «que no tenía auténtica voluntad de diálogo», como algunos opinaban y como se ha indicado en esta misma columna.
Quienes están dando palmas hasta con las orejas son los dirigentes del PP. Han salido en tromba a lanzar un aluvión de críticas contra Albert Rivera, su mayor enemigo electoral, con la esperanza de recuperar una parte de los votos que les quitó Ciudadanos el pasado 20 de diciembre, en el caso más que probable de que haya que convocar elecciones de nuevo.
VENDER EL OSO ANTES DE CAZARLO
Algunos han vendido la piel del oso antes de cazarlo, porque han dado por seguro que Sánchez va a ser presidente del Gobierno cuando saben que sin la abstención o el voto favorable del PP o Podemos es imposible. Otros parece que han estado representando una obra de teatro para ser aplaudidos por los espectadores, pero en el fondo solo esperan su oportunidad para alcanzar el poder; también ha habido quien han intentado de verdad lograr un acuerdo que permita sacar de La Moncloa a Mariano Rajoy y las políticas del PP… Ha habido de todo y continuará, porque solo se ha representado el primer acto de la obra.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Nadie puede predecirlo. En Podemos dicen que volverán a negociar después de que Pedro Sánchez fracase la próxima semana en su primera votación de investidura, para lograr un Gobierno del cambio; en el PSOE siguen afirmando que su líder será el próximo presidente; el PP ha iniciado la ofensiva para que Rajoy vuelva a intentarlo, después de haber rechazado el encargo que le hizo el rey Felipe VI para formar gobierno…
DEBEN DAR MUCHAS EXPLICACIONES
El miércoles 24 de febrero, mientras en el interior del Congreso de los Diputados se vivían esas escenas, frente a la puerta principal de la madrileña Carrera de San Jerónimo había un grupo de personas con una
pancarta en la que se leía: «Lo peligroso ahora sería la desunión PSOE, Podemos, IU».
¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Lo único que está claro es que unos y otros deben dar muchas explicaciones a ese grupo de personas con la pancarta, a sus votantes y a la ciudadanía en general. Cada cual las que le
correspondan, teniendo en cuenta que los ciudadanos no son tontos, aunque hay políticos que actúan como si lo fueran. En vez de culparse unos a otros de esta ruptura, como ya han empezado a hacer, que asuman sus errores y que cada palo aguante su vela.