César del Río
Desde luego, como Pedro Sánchez salga de la madeja o lío en el que él mismo se ha metido tendremos que quitarnos el sombrero y reconocer que la chistera del genio estaba tan escondida que prácticamente nadie, incluso sobra el prácticamente, daba no ya un euro, sino un duro de los de antes por él. Pero por una cuestión puramente numérica de diputados.
Pacta con Ciudadanos para, supuestamente, formar gobierno pero ha dejado en el altar, compuesto y sin novia, a todo un Pablo Iglesias que se veía como (vice)presidente, salvador de la patria nuestra, con invitaciones de la boda ya repartidas y los regalos a la puerta de la sede. Estaba maduro, con m minúscula, menos guasa.
Justo cuando el «cureta» Patxi López dijo aquello de si alguien tiene algo en contra que lo diga ahora o calle para siempre saltó desde el banco de los arrepentidos un Albert Rivera que salía como cuarto en el cuerpo a cuerpo pero que ahora deja de ser amante para convertirse en la señora de…
No entiendo nada.
Un pacto con Ciudadanos se vería normal siempre y cuando entre ambos hubieran obtenido los escaños necesarios en el Congreso para sentirse fuertes. Hubiera sido incluso deseable puesto que son dos caras nuevas y con ganas de que esto cambie. Pero la realidad dice que el segundo partido más votado, el PSOE, quiere gobernar con el cuarto, Cs, y ambos quieren marcar el baile del primero, PP; y del tercero, Podemos.
Yo no sé qué pensarán ustedes, pero a mí las cuentas siguen sin salirme. Incluso haciéndome trampas cual solitario.
Porque la embestida que supuestamente se va a llevar esta semana Pedro Sánchez, dirigada también a Rivera, puede ser la que todos esperamos, que los votos de PP y Podemos se les pongan en contra. O, lo que es lo mismo, casi 200 diputados que no van a aclamar, todo lo contrario, al supuesto candidato.
Y después, ¿qué?
Cuatro hombres y un destino. Esto es para volverse locos, con la amenaza de unas elecciones a la vuelta de la esquina. Que si son con las mismas caras, la linde se acaba y los cuatro siguen…
Los libros de historia se están volviendo locos…
Buscamos al Renacido y no lo encontramos, alquien que sea capaz de sobrevivir al abrazo del oso que le espera…
Que alguien nos pille confesados.
@CesardelRioPolo
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