La organización dedicada al narcotráfico y a la extorsión que ha sido desarticulada recientemente por la Policía mantuvo contactos con empresarios para alquilar en exclusiva o comprar la terminal de carga del aeropuerto de Ciudad Real, con el objetivo de introducir droga desde Sudamérica y África.
Así lo ha desvelado hoy el jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), Serafín Castro, al informar sobre la operación policial que ha dado fin a la citada organización internacional, que ha durado tres años en los que han sido arrestadas 150 personas, intervenidos 27 millones de euros y decomisados 300 kilos de cocaína.
Castro ha explicado que, en un momento dado de la investigación, se tuvo constancia de que miembros de la banda contactaron «con un empresario inmobiliario, cuya empresa cotiza en bolsa», quien a su vez contactó con un empresario relacionado con la aeronáutica y con un importante empleado de banca, y entre todos planearon «alquilar e incluso comprar, en exclusiva, la terminal de carga del aeropuerto de Ciudad Real».
El objetivo era utilizar esa infraestructura para introducir droga proveniente de Sudamérica y África, con la previsión de introducir hasta diez toneladas mensuales de cocaína por esta vía, aunque el plan no cuajó.
La Policía ha informado hoy de la desarticulación de esa gran organización criminal muy estructurada que introducía grandes cantidades de droga en España y las distribuía en locales de ocio nocturno.
La investigación comenzó en enero de 2009 tras la muerte a las puertas de la discoteca Heaven de Madrid del portero de locales búlgaro Catalin Stefan Cracion, considerado la mano derecha de Rafi Beyhan, alias «Ivo el búlgaro«, líder de un clan dedicado a la extorsión y la venta de droga en locales de ocio nocturno.
Las pesquisas revelaron que estos «matones» hacían «el trabajo sucio» de un gran entramado liderado por un hombre, cuyo nombre no ha sido revelado, que tenía como segundos a una colombiana conocida como la «Reina de la coca», encargada de introducir la droga en España, y el empresario Lauro Sánchez Serrano.
Ambos fueron detenidos el pasado mes de enero en la denominada operación Colapso, en la que se desmanteló el mayor laboratorio clandestino de cocaína de Europa y fueron arrestadas un total de 25 personas.
La droga que llegaba de sudamérica se vendía a pequeña escala a través de locales de ocio cuya seguridad se confiaba a la «matones», la mayoría búlgaros, que además de controlar la venta de droga en los locales de ocio nocturno hacían otros «trabajos» como extorsionar a clanes rivales.
Varios de los detenidos por esta actividad tenían delitos de sangre previos y muchos de ellos están vinculados al el club deportivo Barceló de Madrid, del que es dueño Lauro Sánchez.
Algunos de los miembros de este escalafón, el más bajo de la organización y encargados de hacer «el trabajo sucio», se caracterizan por su falta de escrúpulos y uno de ellos solía decir a sus conocidos: «Cuando me veáis con traje, alguien va a morir».
En esta organización los errores se pagaban caros, como demuestra el hecho de que uno de los encargados de hacer llegar un gran cargamento con droga a un puerto español fue llamado a Colombia para rendir cuentas y a los pocos días fue hallado muerto.