El Grupo de Trabajo del Lobo, constituido por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) junto con nueve autonomías, entre ellas Castilla-La Mancha, ha concluido el censo sobre esta especie, que indica que en territorio castellanomanchego habitaban dos manadas en 2014.
Así lo ha indicado hoy el Ministerio en una nota de prensa, en la que ha informado que el censo constata que entre 2012 y 2014 había en España 297 manadas de lobo, con una ocupación territorial de más de 91.000 kilómetros cuadrados, que equivale al 18,32 por 100 de la superficie de España.
Dos de estas manadas se situaban en Castilla-La Mancha, una de las cuales exclusivamente dentro en el territorio castellanomanchego y la otra compartida con otra comunidad autónoma limítrofe, ha apuntado el Magrama, que ha precisado que las manadas compartidas se contabilizan una única vez en los datos globales del censo.
Es el primer censo de ámbito nacional que se elabora desde la aprobación de la estrategia nacional de conservación y gestión del lobo en España en 2005
En su elaboración han participado todas las comunidades autónomas en las que está presente la especie: Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, País Vasco, Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha y Andalucía, y también han colaborado expertos en la especie que han coordinado los trabajos de campo.
La Estrategia Nacional de Conservación y Gestión del lobo, aprobada en 2005 por la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente, recomendaba actualizar, al menos cada 10 años, la información sobre la distribución y el tamaño aproximado de la población española de lobos.
Anteriormente existían otras dos estimaciones sobre la población de lobo en España, que tenían otras metodologías y databan de 1988 -294 manadas- y de 2007 -250 manadas-, pero en esta ocasión se han tomado los datos ofrecidos por las propias comunidades autónomas con una metodología común para homogeneizar los resultados.
Por orden de importancia en cuanto al número de manadas, figuran las comunidades de Castilla y León, Galicia y Asturias.
También se ha constatado su expansión en algunas zonas, fundamentalmente hacia el sur peninsular (Sistema Central, provincias de Ávila, Segovia, Guadalajara y Madrid) y su rarefacción en el noreste (País Vasco, Burgos y Soria), así como en zonas de la llanura cerealista de la Submeseta Norte y Andalucía.