Sagrario Gutiérrez ha sido por un día la alcaldesa «popular» de España convirtiendo al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en una persona muy grata como gesto de desagravio al dolor causado por una parte de sus paisanos pontevedreses que le declararon «persona non grata».
«Estamos orgullosos de nuestro presidente, de Mariano Rajoy, y por ello el pueblo de Guadamur, al excelentísimo señor Mariano Rajoy Brey le considerará siempre persona muy grata» dijo la alcaldesa de este pequeño municipio de los Montes de Toledo, la profesora de Lengua que hizo sentir a Rajoy como si fuera el mismísimo Recesvinto, corona votiva en mano y jaleado por varios cientos de personas durante una alegre mañana de los idus de marzo.
Sagrario Gutiérrez es una veterana política, a la que el PP le corre por las venas y que se hizo popular en su partido recorriendo los pueblos de la provincia como telonera de los dirigentes «populares» de los años 90. Fue la primera vicepresidenta de la Diputación con un gobierno del PP, es tenaz, curranta y paciente y pese a haber comenzado con mal pie la en la era de María Dolores de Cospedal se ha sabido situar delante y brindar a Rajoy y la secretaria general del Partido Popular uno de los pocos desahogos que han tenido desde las elecciones generales a esta parte.
¿Que por qué comenzó Sagrario Gutiérrez con mal pie en la era Cospedal? Pues porque años atrás le disputó a Vicente Tirado la presidencia provincial del partido en Toledo, hasta que José Manuel Molina encontró en Natalia Tutor como tercera vía. Cuando el político manchego fue llamado por Cospedal como su secretario general en el PP de Castilla-La Mancha, éste hizo penar a Sagrario una larga etapa de indiferencia oficial y un cerrojo para puestos relevantes en las listas. Hoy, sin embargo, ¡cómo es la política!, quizás Vicente necesite a Sagrario para salvar su poder e influencia en la organización «popular» toledana, la más poderosa y la mayor cantera de dirigentes del PP en CLM. Al menos la necesitará para que le ayude en la sucesión de un denostado Arturo García-Tizón, abandonado por los mandamases del PP castellano-manchego.
No olviden seguir la pista a Sagrario Gutiérrez.
No sé si la alcaldesa aprovecharía para decir a Rajoy que haga caso a la calle, algo que ella no suele perder de vista, y acuda al Congreso a dar cuántas explicaciones le pidan. Porque el parlamento y el sufragio universal son la esencia de la democracia y si hay alguna ley que evita que un gobierno sea controlado por el poder legislativo hay que tener claro que es esa norma lo que está mal y de sobra y no el control parlamentario.
Mariano Rajoy y su Gobierno se han declarado en rebeldía e insumisos ante los representantes de la soberanía popular con una vaga excusa normativa inaceptable en el siglo XXI e insultante para un país de la Unión Europea. Otra de esas coas que parecen increíbles, pero que pasan y que contribuyen a alejar a los gobernantes de los gobernados y a que salgan de las urnas parlamentos ingobernables.
El poder y la política cuando se juntan siempre acaban alejando a los protagonistas de la calle. Ahí está Podemos, que para ser el partido de los de abajo ha empleado el mismo método que usan los de arriba, la fuerza bruta vía zarpazo del secretario general para acabar con la disidencia interna.
«El que se mueve no sale en la foto», dijo Alfonso Guerra y le copia Pablo Iglesias para abofetear políticamente y a la vista de todos a su numero dos, Íñigo Errejón. El partido que mejor captó y expuso la indignación de la gente en España y no solo de los de abajo, sino también de los del medio y de algunos de los de arriba, ha sucumbido a la tentación de la vieja política y los métodos de siempre, autoritarismo frente a disidencia, porque que al líder no se le tose.
¿Cuánto más nos queda por ver en esta legislatura que no acaba de arrancar y que quizás no lo haga nunca?