Los ciudadanos les pedimos que pactaran para formar Gobierno y no han sido capaces. Ninguno. Ninguno ha sido capaz de posibilitar una mayoría, ya fuera digna o no, que eso va por barrios y depende de la opinión de cada cual. Me refiero a lo de digna. Por lo que salvo que al final nos demuestren que todos estos días que hemos perdido desde el 20 de diciembre de 2015 han sido un auténtico paripé o nos volveremos a encontrar con las urnas en junio. Cansinos que son…
Ya aburren. Pero eso no es lo dramático. Porque ni «Chespir» lo hubiera llevado al teatro mejor que ellos. Lo grave es que en las próximas elecciones los ciudadanos volveremos a darles, escaño arriba diputado abajo, prácticamente lo mismo. Y vuelta al camino a pesar de que la linde se acabó hace ya no sé cuántas hojas del calendario.
Mientras, en el otro lado del mundo, Obama llega a Cuba…
Pero salvo sorpresa de última hora no verá a Fidel. Porque me imagino que Fidel ya no está para ver a nadie. Da igual. Es, o debe ser, el primer paso para sacar al país caribeño de la dictadura a la que ha sido sometida desde hace décadas, en el que también va incluido acabar con el embargo americano que tantas veces han utilizado aquí y allá para «justificar» un férreo régimen que no concede libertades salvo al que a diario hace la pelota y practica la mamandurria. Porque a las Damas de Blanco, que serían héroes en cualquier país de Occidente (donde también hay muchas dictaduras encubiertas), allí las detienen por el mero hecho de salir a la calle a dar su opinión. Pues eso.
La apertura y el máximo respeto por los derechos humanos son absolutamente imprescindibles en un país que aprovechó el bloqueo para eliminar todo tipo de libertades a personas, muchas de ellas, que no han conocido precisamente eso: la libertad.
Desde que los barbudos derrocaran la anterior tiranía y se ganaran el respeto del mundo, el inicial fervor popular se convirtió en lo mismo. Presos políticos, hambre, muerte… La apertura debe ser real y no ficticia. Miles de cubanos murieron en el mar mientras intentaban, en balsas que eran puertas de madera o simples flotadores, llegar a las costas de Florida. Otros miles se quedaron a morir en vida. Y otros vivieron simplemente porque formaban parte de la oligarquía del régimen de los hermanos Castro.
La Cuba de Fidel debería haber sido historia hace tiempo. Cuba libre de una vez por todas.