El Museo del Ejército de Toledo ha inaugurado recientemente la exposición «14 años de presencia del Ejército en Afganistán», que se podrá ver hasta el próximo 17 de julio. Vehículos, armamento, uniformes y fotografías se reparten en las diferentes salas que componen la muestra. También destaca aquella dedicada a la cultura del país asiático así como el cuadro «La patrulla» que pintó el artista Augusto Ferrer-Dalmau tras su estancia en Afganistán.
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Uno de los lugares que más llama la atención del visitante es el patio exterior en el que se exhiben vehículos militares empleados durante el desarrollo de la misión. Junto a ellos se puede contemplar una fortificación de puesto avanzado y una réplica de un pasillo de preparación para la lucha contra arterfactos explosivos. También acapara muchas miradas la amplia maqueta de una base española realizada con figuras de Playmobil.
El coordinador de este montaje, el coronel Pedro Pérez García, explicaba a Encastillalamancha.es que la exposición se estructura en tres bloques temáticos: escenario, misión y desarrollo de la misma.
En el primero de ellos las vitrinas contienen elementos de las tradiciones y costumbres del país e imágenes que dan cuenta del territorio hostil en el que estuvieron los militares españoles durante este tiempo, un estado de 30 millones de habitantes, de los cuales tres millones son nómadas; muy montañoso; y con inviernos en los que era habitual estar 20 grados bajo cero. «Las tuberías se congelaban y era imposible circular por algunos caminos», cuenta el coronel.
Sobre estas tierras, la misión del ejército consistía en apoyar al gobierno afgano para extender su acción a toda la nación. Sus líneas de actuación eran la seguridad, la reconstrucción y la ayuda al gobierno. En la provincia en la que se movían, Badghis, se encontraron con una oposición que no estaba fuertemente armada y que, debido a esta inferioridad, comenzó a hostigar a través de artefactos explosivos. Así, en las vitrinas se exponen bombas que colocaron a las tropas españoles en caminos, una moto con un explosivo adosado… también las armas, sobre todo de origen soviético, que entregó la oposición a la agencia afgana encargada de la desmovilización de la resistencia.
Por último, en la zona dedicada al desarrollo de la misión resulta muy intersante conocer los medios con los que disponían nuestras fuerzas, la tecnología empleada, el equipamiento con el que se protegían o las maquetas de las bases españoles.
La exposición se cierra con el cuadro de Ferrer-Dalmau -quien durante la inauguración de la muestra escribió en el reverso del lienzo los nombres de los 102 militares españoles fallecidos en la misión (casi todas las muertes fueron por accidentes, entre ellas las 62 bajas del Yak-42)- y con el particular homenaje a los soldados que sobresalieron en el cumplimento de sus obligaciones y que merecieron un reconocimiento oficial.