Mariano Rajoy y el Partido Popular se han encontrado con otra china en su zapato. El alcalde de Granada y su concejala de Urbanismo, ambos del PP, han sido detenidos por orden de un juez que investiga una presunta trama de corrupción urbanística en ese Ayuntamiento. Horas después, tras declarar ante la policía, quedaron en libertad pero como investigados, lo que antes se denominaba imputados.
El alcalde, José Torres Hurtado, y la concejala Isabel Nieto tendrán que declarar próximamente ante el juez en relación con los supuestos delitos de cohecho, asociación ilícita, fraude en la contratación, prevaricación, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, estafa, falsedad en documento mercantil, administración desleal y contra la ordenación del territorio.
Cuando todos los partidos, los de siempre y los nuevos, hablan a diario de regeneración democrática y prometen combatir la corrupción parece que hay quien se empeña en convertir España en un gigantesco vertedero de conductas malolientes que llenan a diario los medios de comunicación.
LOS PELOTAZOS DEL URBANISMO
El área de Urbanismo de distintos ayuntamientos ha sido durante muchos años, en plena democracia, el mejor terreno para llevar a cabo actuaciones irregulares o claramente ilegales. Un auténtico chollo para algunos empresarios corruptos, que han utilizado a algunos alcaldes, concejales o técnicos municipales que se han dejado corromper -a cambio de dinero o favores- y han permitido ilegalidades urbanísticas.
El asunto de Granada, desde la prudencia que exige la presunción de inocencia de las personas investigadas, aparece como un ejemplo típico de corrupción urbanística. Todo era muy sencillo: desde el Ayuntamiento, según los investigadores, presuntamente se avisaba a los empresarios amigos o afines políticamente de las recalificaciones urbanísticas que se iban a aprobar, ellos compraban los terrenos afectados, su valor se multiplicaba y el pelotazo económico estaba garantizado. Y así desde hace años.
Eso es exactamente lo que ocurrió en Granada, según las investigaciones, en el llamado caso Serrallo. El Ayuntamiento autorizó la construcción de un parque de atracciones infantil en un terreno público destinado a ocio, junto a un centro comercial; posteriormente ese terreno fue recalificado y, en vez del parque, allí levantaron una discoteca con sala de fiestas y también, con una simple autorización municipal para realizar una obra menor, una pista de patinaje cubierta y dos restaurantes.
UN SECRETO A VOCES
Izquierda Unida lleva años denunciando presuntas iregularidades urbanísticas en Granada. Hace dos años denunció ante la Fiscalía el caso Serrallo, lo que dio pie a una posterior querella que presentó el fiscal que ha llevado a la detención del alcalde, la concejala y otras 15 personas entre empresarios y técnicos municipales.
El PP ha actuado con rapidez -no como con Rita Barberá- y, horas después de las detenciones, suspendió de militancia al alcalde, porque se negó a dimitir, y a la concejala. Es lo menos que podía hacer, porque la presunta corrupción urbanística en Granada no ha sorprendido ni a los granadinos ni a los políticos locales. Era un secreto a voces.
EL APOYO DE CIUDADANOS
En la vida política hay muchas decisiones que la ciudadanía no entiende. En este caso no se entiende por qué Ciudadanos -que presume de ser el partido que más combate la corrupción- votó a favor de José Torres para alcalde, tras perder la mayoría absoluta en las elecciones de mayo de 2015, si entonces ya estaban en marcha ésta y otras investigaciones sobre la presunta trama corrupta.
Los cuatro concejales granadinos de Ciudadanos pusieron como condición, para votar a favor del PP, que José Torres renunciara y los populares presentaran otro candidato. Pero, finalmente, la dirección nacional del partido de Albert Rivera les obligó a apoyar al actual alcalde.
El alcalde y los demás detenidos en Granada tienen toda la presunción de inocencia. La Justicia será la que determine si son inocentes o culpables, pero eso no impide decir que han sido detenidos porque, en una investigación que se prolonga ya desde hace más de un año, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía ha encontrado indicios que el juez ha considerado con la suficiente consistencia como para ordenar estas detenciones.
Hace muchos años que Joan Manuel Serrat incluyó en el disco Mediterráneo la canción titulada Vagabundear, en la que dice: «Harto ya de estar harto ya me cansé / de preguntarle al mundo por qué y por qué…». Esta letra viene ahora como anillo al dedo, porque los ciudadanos están hartos de estar hartos de tantos casos de corrupción. El 26 de junio, muy probablemente, todos tendremos la oportunidad de hacer algo más que preguntar: podremos decidir en las urnas lo que queremos.