Susto inicial, incertidumbre posterior… El toledano César Sánchez (en la capital regional le conoce mucha gente porque su familia regenta la taberna Embrujo, en el casco histórico de la ciudad) se encontraba en el Mall del Sol, uno de los centros comerciales más importantes de Guayaquil, junto a su esposa e hija, ambas de nombre Vielka, cuando comenzaron a notar «un fuerte temblor, mucho más agresivo y duradero de lo normal», tal y como ha señalado en conversación con encastillalamancha.es. Era un terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter.
De izquierda a derecha, Nelly María Zambrano, prima de Vielka; Milder Vera, madre de Vielka y suegra de César; Vielka Vera con su hija, Vielka Sánchez Vera, en brazos; y César Sánchez, en su casa de Guayakil horas después del terremoto que causó el pánico y decenas de muertos en Ecuador.
César trabaja en la aduana de Guayaquil y recuerda cómo empezó todo… Eran las siete de la tarde del sábado 16 en Ecuador y «aunque estamos acostumbrados a que haya temblores, por la situación geográfica, éste era diferente». De hecho, en algunos locales del centro comercial «empezaron a sonar las alarmas, se fue la luz y la gente comenzó a correr».
«MI ESPOSA ME DIJO QUE COGIERA A LA PEQUEÑA Y SALIERA A LA CALLE, PERO LE DIJE QUE NO PORQUE PODÍAN ARROLLARNOS»
César mantuvo la calma, «porque mi esposa me decía que cogiera a la pequeña y saliera a la calle, por si acaso, pero le dije que no porque la gente corría de un lado a otro y podían arrollarnos, por lo que opté por quedarnos dentro», según recalca a encastillalamancha.es.
Hasta que momentos después, una vez que había pasado el temblor inicial y la gente tomaba conciencia de lo sucedido, «salimos a la calle para buscar un taxi. Fue cuando nos enteramos que había grandes cortes de luz por toda la ciudad».
Y numerosos cortes de tráfico en los pasos a nivel «porque parte de la estructura del puente de la avenida de las Américas que va desde el aeropuerto a la ciudad de Guayaquil se desprendió y aplastó a un vehículo que circulaba por allí. De hecho, su conductor fue el primer fallecido en la ciudad».
«LE SUPLICAMOS A UN TAXISTA QUE NOS LLEVARA A CASA, QUE LE PAGÁBAMOS MÁS DE LO QUE COSTARA…»
Ya fuera, en la calle, «había muchísima gente agolpada en la parada de taxi del centro comercial y se produjo un pequeño caos porque no había coches para todos los que queríamos cogerlo. Además, a ciertas zonas no querían ir, por miedo, por lo que me acerqué hasta un taxista que estaba por la zona, parado cerca de un hotel, y le suplicamos que nos llevara a nuestra casa, que le pagábamos más incluso de lo que costaba la carrera. Y nos cogió y nos llevó».
Una vez en casa y con el tremendo susto todavía en sus cuerpos, porque veían que la cosa era seria, «pusimos la televisión y empezamos a cumplir al pie de la letra todo lo que nos decían».
«SACAMOS LOS COLCHONES Y PREPARAMOS UNA MOCHILA DE EMERGENCIA POR SI SE PRODUCÍA OTRO TERREMOTO…»
Por ejemplo, «estar alerta y con una mochila de emergencia preparada, cerca de la puerta de salida, por si había otro terremoto irnos de forma inmediata hacia los parques y las zonas abiertas. Por lo que en el salón de entrada de la casa pusimos los colchones y nos quedamos todos ahí por si había otra sacudida y marcharnos lo antes posible. Incluso llegué a pensar que tenía que ponerme en contacto con la embajada española por si había que salir del país».
Por fortuna, horas después todo está más en calma a pesar de que se han producido numerosas réplicas, pero ninguna de consideración.
Los primos de su espsa, quienes también viven en Guayaquil, estaban en ese momento en el cine «y empezaron a caer cosas, por lo que tuvieron que salir corriendo de la sala. Nosotros, por fortuna, estábamos en ese momento en el centro comercial, que tiene estructura antisísmica».
Ya está más tranquilo, pero no se le olvidará en la vida… Y por ello ha agradecido, a través de Facebook, todo el interés que han mostrado sus amigos desde España de la siguiente forma:
«ECUADOR NECESITA AYUDA, MUCHA GENTE HA PERDIDO TODO LO QUE TENÍAN Y, LO QUE ES PEOR, SUS SERES QUERIDOS»
«Gracias a todos los que os habéis preocupado por mí y por mi familia ante el terrible terremoto que hemos sufrido. Solo os quiero pedir que los que estáis en España, el que pueda aporte su granito de arena y colabore en los distintos canales de ayuda que se están habilitando. Mucha gente de aquí han perdido todo lo que tenían y, lo que es peor, sus seres queridos. Ecuador necesita ayuda y el pueblo ecuatoriano es un pueblo, el cual por mis problemas familiares me ha demostrado ser rico en solidaridad, humanidad y un pueblo totalmente agradecido y que me ha hecho sentir y siento que es también el mío. Un abrazo a tod@s y por favor el que pueda ayude».