lunes, 25 de noviembre de 2024
28/04/2016junio 7th, 2017
César del Río César del Río

Es cierto que en la profesión periodística hay de todo: listos, menos listos o nada listos; inteligentes, menos inteligentes o nada inteligentes; pelotas, menos pelotas o nada pelotas; trepas, menos trepas o nada trepas… Incluso profesionales, menos profesionales o nada profesionales. Pues eso, que hay de todo como Dios y esta España mandan. Por no hablar de los editores, la gran mayoría que no tiene ni idea de periodismo, dicho sea de paso. Pero ésa no es la historia.

Luego están los que, sin ser periodistas ni dedicarse profesionalmente al periodismo, pues que quieren ser periodistas sin serlo ni parecerlo. A diario. Qué majos son todos ellos, oye. Y de ellos está la profesión política, deportiva, económica, hasta los del cuore… Decía que de todos ellos está la profesión llena. Son los que generalmente tratan de enmendar la plana al periodista. Y no hablo del fondo, que pueden tener razón, o no, pero que forma parte de lo discutible; sino de las formas. De los que deforman las formas, vamos. Como el propio Pablo Iglesias o el mismísimo Luis Enrique. Por poner los dos últimos ejemplos más sonados. Se fue Mourinho y parecía que se acababa la mala leche, pero joer…


A Iglesias le vino de perlas irse a la Universidad y ante su público, si tonto no es y sabe dónde tiene que tirar el anzuelo para que aquello se le llene, puso al final de la caña a un periodista de El Mundo a quien quiso poner en ridículo simplemente porque sí. Porque es más fácil ir al último eslabón de la cadena y a sabiendas de que en la uni le iban a reír las gracias a la primera. Se recreó, aunque es cierto que al día siguiente pidió perdón. La manía de controlar al mensajero. Y como en muchas ocasiones e históricamente a los partidos les ha salido la mayoría de las veces bien, pues ancha es Castilla. Y como muchos editores se han dejado manejar a cambio del parné, pues así estamos.

Un día nos llaman canallesca, otro estómagos agradecidos, otro vendidos al que manda… Como todos los españoles llevamos un periodista dentro, igual que también somos entrenadores e incluso delanteros centro, pues siempre estamos en el centro de la diana.

Luego está el caso del entrenador culé. A un periodista apellidado Malo intentó ridiculizarle precisamente por llamarse así. No entró en el fondo de la pregunta que le había realizado, que era de lo más normal, ni nada que se le pareciera. La respuesta fue que como se apellidaba Malo pues ya está. Nivelazo, señoras y señores.

Claro, gran parte de culpa la tenemos quienes ejercemos esta profesión.

Si algún día nos levantáramos, si algún día dejáramos de teclear ante tanto impresentable que trata de solaparnos, si algún día no aceptáramos tanta chorrada, si algún día nos atreviéramos a pedir respeto…

Por cierto, que ese día no llegará.

@CesardelRioPolo

cesardelrio@encastillalamancha.es

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