viernes, 18 de octubre de 2024
06/04/2012junio 13th, 2017

Ni la lluvia pudo con ella. A pesar de que se tuvieron que dar la vuelta una vez iniciado el recorrido, el Santísimo Cristo de la Humildad al menos llegó hasta Santo Tomé… Y vuelta a su casa, el monasterio de San Juan de los Reyes. Fue durante la noche del Miércoles Santo en Toledo, cuando cuatro inoportunas gotas desaconsejaron continuar con el recorrido.


Una talla sin igual, algo menor del tamaño natural, en madera de cedro y policromada al óleo, que realizó en 2007 el escultor sevillano Darío Fernández. Un conjunto que representa a Cristo sentado sobre una roca e increpado por un soldado romano que le ofrece una copa con vino e hiel mientras espera que dos sayones preparen la cruz para ser crucificado.

Va en andas realizadas y talladas en pino por Luis Villarrubia Junco y su hijo, Ricardo Villarrubia, y en la ejecución colaboraron alumnos del Hogar ZOE. Portadas a dos hombros debajo del paso por 30 costaleros componentes de la Hermandad, los cofrades penitentes llevan sotana negra con 33 botones morados, cíngulo franciscano blanco, capuz morado, calcetín y alpargatas negras. Les acompañaba la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesus Redentor, de Moral de Calatrava (Ciudad Real).

Y eso, que a pesar de la lluvia, hubo muchos toledanos y visitantes que no se perdieron detalle del corto recorrido. Una pena, pero una alegría porque al menos el Cristo pudo salir a la calle.

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