El agua no es suficiente para sofocar el incendio de neumáticos originado en Seseña (Toledo), donde se acumulan cinco millones de ruedas, sino que se necesita material espumógeno para evitar que vuelvan a prender, ha explicado a Efe el vicepresidente de Tecnifuego-Aespi, Antonio Tortosa.
Precisamente, dos hidroaviones del Ejército del Aire, coordinados por la Unidad Militar de Emergencias, acaban de llegar al lugar del incendio para actuar sobre la zona con espumógeno.
Según cálculos de este experto, las llamas podrán apagarse en unos dos días, pero se tardará hasta «ocho o 10 días» para que el incendio quede extinguido completamente.
Tortosa expone que es «bastante difícil» apagar un incendio de neumáticos porque el caucho es un producto que vuelve a prender una vez que se moja, ya que «la carga de fuego y la temperatura es muy grande».
Para evitar este hecho, se utilizan espumógenos, que tiene poder humectante y aditivos «que penetran en el interior de los neumáticos y desplazan el oxígeno, con lo que se evita la reignición del fuego».
«Con agua no se apaga, se puede controlar para que no se propague el fuego al resto de neumáticos», ha señalado el vicepresidente de Tecnifuego-Aespi, quien también ha indicado que se utilizan excavadoras para movilizar los neumáticos que no han sido afectados por las llamas.
También ha explicado que es «muy difícil» que comience el fuego en un cementerio de neumáticos porque «con una chispa no arden, cuesta que comiencen a arder» y «mucho más si están mojado».
Se ha referido así al hecho de que el incendio de Seseña se inició pasadas la una de la madrugada, mientras que estuvo lloviendo hasta las 00:30 horas.