El nuevo obispo de Ciudad Real, monseñor Gerardo Melgar, ha pedido a los «religiosos y laicos» que forman parte de la Iglesia Católica trabajar juntos para llevar adelante una «evangelización corresponsable y de participación, cada uno desde su misión y carisma».
En sus primera palabras tras tomar posesión de la diócesis, Melgar se ha dirigido a los seminaristas, a los que ha dicho llevar muy dentro de su corazón, para decirles que quiere estar cerca en todo momento, alentando su vocación y su formación.
A las religiosas de vida contemplativa también les ha mandado un mensaje asegurando que cuenta con ellas y con algo tan valioso como es su oración, y a los jóvenes les ha dicho que siempre serán una preocupación prioritaria en sus desvelos de Pastor, los mismo que las familias y los enfermos.
Tras saludar a los caballeros de las Órdenes Militares, autoridades políticas, judiciales, académicas y militares, les ha ofrecido desde este momento «respeto, diálogo y leal colaboración».
Melgar ha evocado las palabras de Cristo recordando la necesidad de tener un corazón de niño, para decir que quiere mirar al futuro de forma diáfana y transparente, lejos de «intenciones retorcidas y gestos arrogantes».
«Me presento como vuestro obispo, con la sencillez y transparencia de un niño, con la ilusión de ser entre vosotros Padre y Pastor que, estando en medio de vosotros, formemos el pueblo santo de Dios y os pueda conocer, amar y cuidar».
Y, ha añadido, «vengo necesitado de la ayuda de Dios y de la de todos vosotros. Necesitado de que, desde el primer momento, pidáis al Señor por mí, para que realmente pueda, desde ese caminar en medio de vosotros, conocer vuestros problemas e iluminarlos desde el evangelio».
DIÓCESIS DE CIUDAD REAL
No ha querido terminar sus primeras palabras sin agradecer al papa Francisco su confianza al encomendarle «el cuidado y pastoreo de esta Diócesis» y también a Antonio Algora su «entrega pastoral» en los trece años que ha presidido la Diócesis de Ciudad Real, así como el trabajo anterior de Rafael Torija por su dedicación y entrega durante «los muchos años que estuvo pastoreándola».
Por parte, Antonio Algora, en sus palabras de despedida, ha querido poner de relevancia la implicación de los miembros de la iglesia en su dedicación apostólica.
Pero, también ha tenido palabras de elogio para los seglares que, ha dicho, «se implican habitualmente en las actividades pastorales dentro de las comunidades parroquiales»
Los grupos que se dedican a tareas de catequesis y de formación en general, las personas que se encuadran en la animación litúrgica, el grupo formado por los voluntarios de Cáritas y el que lleva adelante asociaciones, hermandades y cofradías, ha dicho, «cuidan muy especialmente de la piedad popular».
Ha mencionado, especialmente, a los movimientos apostólicos de Acción Católica y de Apostolado Seglar de carácter diocesano que, ha indicado, «tanto bien han hecho a nuestras aldeas».
«Son menores en número de miembros, pero se insertan en la Pastoral general de la Diócesis animándola con su estilo de vida y su compromiso apostólico», ha resaltado.
Algora ha concluido que todos ellos, sacerdotes, religiosos y una mayoría cualificada de seglares, han estado representados en el Consejo Diocesano de Pastoral que ha sido la «verdadera caja de resonancia de la vida diocesana y pulmón donde el Espíritu Santo nos ha confortado con su presencia».