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26/05/2016junio 7th, 2017
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Uno tras otro se lo fueron contando a Sonia Martín y Rebeca Arango, el equipo de encastillamancha.es que se desplazó el viernes 20 a Seseña, justo una semana después del incendio en el vertedero de neumáticos que tuvo horas en vilo a dos comunidades autónomas, a varios municipios, entre ellos la capital del país, y a millones de personas.

Sí, todos los vecinos preguntados coinciden en lo mismo. «Se sabía que algo así pasaría». Es la fatídica frase del año en Seseña. El macabro pronóstico se convirtió en pesadilla real desencadenando una catástrofe ecológica cuyas últimas consecuencias aún no están claras, porque aún arden los neumáticos y no se pueden establecer conclusiones definitivas. De hecho, ni siquiera se puede entrar a retirarlos para actuar con la limpieza de la zona y el proyecto que debe resolver de una vez el problema y en el que Castilla-La Mancha y Madrid actuarán de mutuo acuerdo, según han anunciado.


A tenor de lo que se van conociendo habría que añadir otra frase similar a la anterior: «Lo raro es que no pasara antes». La dejadez administrativa y la irresponsabilidad de varias empresas que se presentaron sucesivamente como la solución nos van dejando datos que ponen los pelos de punta ante la constatación de lo fácil que resulta a los desalmados aprovecharse de los vacíos de la ley, los perversos efectos de la burocracia, la lentitud de la justicia y la desidia institucional. Sumemos a ello el daño que hace el silencio cómplice o el enfrentamiento irresponsable según gobiernen los de uno o los del contrarios a cado lado del entramado público. “Unos y otros (por los políticos) se echan la culpa y ninguno ha hecho nada”, relatan los vecinos a las reporteras de este periódico. Otro pensamiento compartido y muy mayoritario.

Me he comprometido a no contribuir a la ceremonia de la confusión y del reparto apresurado de culpas mientras no se aclaren todos los extremos, pero no voy a dejar de preguntar y pedir respuestas a las cuestiones que hay aún pendientes de aclarar. 

Repito las que enumeré en mi artículo anterior y añado a ellas otra más, que pongo en primer lugar de la lista por su actualidad:

¿Cómo es posible que un periódico, «El Mundo», encuentre a los responsables de la primera empresa, los que abandonaron el negocio y fueron multados, y dados por desaparecidos por las autoridades? El periódico los ha localizado en Asturias y Aranjuez, a pocos kilómetros de la tragedia.

El resto de preguntas las repito por segunda semana consecutiva:

¿Por qué el incendio se produce solo cuatro días después de que la Junta cerrara un acuerdo para un proyecto público en vez de dar dinero a la empresa privada que aspiraba al negocio?

¿Por qué el Ayuntamiento de Seseña firmó un convenio con una empresa fantasma dedicada a las facturas falsas y cuyo dueño mora hoy en una prisión de Senegal, según desveló «El Mundo»

¿Por qué seguía abierto un vertedero ilegal con declaración judicial de bienes abandonados desde 2011?

¿Qué hay del propietario y promotor de la instalación, el causante del problema?

¿Cuáles son los daños medioambientales con los que deben convivir los vecinos de Seseña y durante cuánto tiempo?

¿Hay algún riesgo para la salud pública de esos vecinos a corto, medio y largo plazo?

¿Cómo se van a afrontar unos y otros, si existen?

¿Qué se va a hacer y qué se va a cambiar para que estas cosas no vuelvan a pasar y menos sin que se vayan de rositas quienes tenían la responsabilidad de resolver el problema y lo dejaron pasar?

¿Cuánto tiempo tardaremos en saber toda la verdad y nada más que la verdad?

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