El Mundo localiza al propietario del vertedero de neumáticos de Seseña, el mismo que las autoridades aseguraban que estaba en paradero desconocido. Es camarero en un bar en Asturias.
Manolo, fue junto a su padre Victorino, el creador del cementerio de neumáticos que hace una semana comenzó a arder y aún continúa.
Según el diario, acumuló multas por más de 600.000 euros. Hoy, tras el desastre medioambiental generado por aquél que era su negocio, niega todo.
Pueden leer toda la historia a continuación.
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