jueves, 23 de enero de 2025
El deporte más allá de los límites 28/05/2016junio 7th, 2017

José Carlos Martínez González y Francisco Marfil Jiménez demuestran que se puede hacer deporte en la semioscuridad (el primero) y en la oscuridad absoluta (el segundo). José Carlos es albaceteño, excampeón de España y jugador del Afusa ONCE Albacete, equipo de fútbol sala B2-B3 (de deficientes visuales), mientras que Francisco, ciuadrealense, se acaba de proclamar campeón de España con el Tarragona en fútbol 5 (B1, para ciegos) y lleva siendo capitán de la Selección desde 2001, con la que ha sido una vez subcampeón de Europa y jugado cuatro mundiales.
Son dos casos de amor al deporte o, usando el título de una novela de Joseph Conrad, de los «corazones de las tinieblas».


Francisco Marfil, en plena faena.

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José Carlos Martínez González está hecho todo un campeón. Tres veces campeón de Espala con su equipo, subcampeón de Europa con la Selección, de la que ha sido capitán, cuatro veces mundialista.

Hoy tiene 36 años y a los 15 a este exjugador de tenis y bádminton, a quien no se le daban nada mal los deportes de raqueta, su entrenador le dijo que llegaba algo tarde en el bádminton, un deporte en el que la velocidad de juego es muy alta. Al poco tiempo le dijeron que sufría una degeneración macular (la mácula es el centro de la retina), por la que padece una disapacidad visual por la que ve menos de un 10 por 100 respecto a una persona normal.

A sus padres les explicaron que lo que ellos ven sin problemas a 100 metros, él lo hace a cuatro. Como le gusta tanto del deporte, desde los 17 años, cuando entró en la ONCE, juega al fútbol sala, que es la modalidad B2-B3 para los deficientes visuales, cuyo límite inferior de visión es precisamente de menos del 10 por 100.

Para jugar al fútbol sala los deficientes visuales necesitan solo unas leves adaptaciones, como el contraste entre el balón y el suelo, que los fondos sean negros y que no entre luz natural en el pabellón (para que no haya reflejos ni deslumbramientos), por lo que la luz debe ser toda ella artificial. Por último, el portero, vidente, no puede salir del área pequeña.

José Carlos dice que eso les basta para jugar, aunque admite que obviamente,si juegan contra videntes, llevan las de perder dado que la capacidad de reacción es estos últimos es obviamente mucho más rápida.

«PARTIDOS DE SENSIBLIZACIÓN»

Admite que la única forma de que un vidente se haga una idea de a lo que se enfrentan los deficientes visuales es que se animen a jugar, por ejemplo, con una máscara, como lo que ocurre en «los partidos de sensibilización a los videntes».

Destaca el apoyo constante que según él les da la ONCE para insertar a este colectivo laboral y socialmente. También subraya todas las enseñanzas que la organización les aporta para el normal -hasta donde puedan- desenvolvimiento en la vida diaria.

A él le ha ido muy bien en esto del fútbol sala B2-B3. Con su equipo, el Afusa ONCE Albacete (Club de Amigos de Fútbol Sala de Albacete) ha sido tres veces campeón de España y otras tantas subcampeón. Actualmente militan en Primera División, en la que se han quedado fuera de jugar la fase final tras quedar quinto al término de la fase regular.

Con la Selección, de la que ha formado parte desde 2001 a 2014 como capitán, ha sido una vez subcampeón de Europa, como ya se ha dicho, y tres veces tercero. Ha disputado nada menos que cuatro mundiales.

«NUNCA VOY A DEJAR EL FÚTBOL SALA»

A sus 36 años no piensa dejar el fútbol sala, «eso nunca», proclama. Eso sí, el tiempo pasa, este deporte exige mucho, por eso, a él, al que siempre se le han dado tan bien las raquetas, le hace tilín el «sound tennis» (tenis para ciegos, una esponja como pelota, una raqueta pequeña).

José Carlos Martínez González, tras trabajar 10 años en la ONCE, se sacó una oposición y hoy trabaja en el Archivo Histórico Provincial de Albacete, donde es auxiliar de gestión documental «Se lo debo a mi esfuerzo y al apoyo de la ONCE, que siempre nos ayuda en la adaptación laboral y social del deficiente visual y el ciego», afirma.

FRANCISCO MARFIL: «ME GUSTARÍA QUE UN VIDENTE, EN SOLO UNA HORA…»

«Me gustaría que un vidente estuviera solo una hora sin ver para que supiera lo que es», dice el ciudadrealeño Francisco Marfil Jiménez, un ciego de 38 años que se acaba de proclamar campeón de España con su equipo, el Tarragona, en la modalidad de fútbol 5 o B1, para ciegos totales.

Porque a él le molesta a veces la condescendencia o incomprensión con que algunos videntes miran y tratan a los ciegos.

A Francisco se le comenta el contenido del reportaje de Juan José Millás titulado «»Ciego por un día», en el que un vidente como él se hace una somera idea de lo duro que es ser ciego haciéndose pasar por tal durante una jornada laboral. «¿Me puede mandar unas fotografías suyas para este reportaje?», le pregunta este redactor a Francisco, antes de darse cuenta en seguida de que para una persona ciega no son precisamente importante las fotos… sino todo lo demás. Pues eso.

En su reportaje, Millás comenta la impresión que le dio perder la noción del tiempo. «Claro, al no tener la luz del día…», explica Francisco Marfil.

Para jugar al fútbol 5 hay que tener un gran sentido de la orientación («hay que saber dónde se está en cada momento, porque no es lo mismo correr hacia atrás, ¡ja, ja!», explica un amabilísimo Francisco Marfil, cuya gran capacidad de expresión querrían muchos videntes muy capaces de leer. Todos los jugadores llevan puestos parche y antifaz, ya que no todos los invidentes tienen el mismo grado de ceguera (algunos vez la luz, otros no).

Entre las adaptaciones necesarias en el fútbol 5, el portero, vidente, da indicaciones a su defensa, el entrenador da órdenes desde la valla y un tercer guía situado detrás de la portería imparte órdenes a su equipo, el atacante, de tal manera que el choque es un dar y recibir órdenes constantes para los que hay que estar muy concentrados; además, el jugador que intente quitarle el balón al rival debe avisar diciendo «¡voy!».

«NO HAY QUE DECIR LA BIBLIA»

«Las órdenes deben ser claras y rápidas, no hay que decir la Biblia», añade un jocoso Francisco. Junto a todo lo anterior, el resto de adaptaciones del fútbol 5 B1 consisten en un balón sonoro y vallas laterales que evitan los fueras de banda.

Marfil, que trabaja en la ONCE en Guadalajara, jugó también en el Málaga y en el Valencia. Ha sido internacional desde 2013. No duda en calificar de «fracaso» el tercer puesto de España en el Europeo, que le ha dejado fuera por primera vez de unas Paralimpiadas.

Este ciudadrealeño (de Alcoba de los Montes) campeón de España, ciego de nacimiento, siempre ha hecho deporte: además de fútbol sala, atletismo, carreras de montaña, goalball… «Deportista seguiré siendo siempre por los valores y destrezas que transmite el deporte», afirma Francisco, que como su compañero de reportaje, José Ángel, destaca el tremendo apoyo que los ciegos y deficientes visuales reciben de la ONCE. Y si no, «ojo al dato» que aporta Francisco Marfil: «Unas 3.500 personas al año se quedan ciegas o deficientes visuales en España. ¿Qué sería de ellos sin la ONCE?», se pregunta. Pues eso.

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