El periodista toledano Quique Arenas, que publica mañana viernes su primer libro de viajes en moto (él se denomina «motoviajero»), titulado «Amazigh, en moto hasta el desierto» (editado por Celya), sobre un viaje a Marruecos, lleva 20 años viajando siempre sobre dos ruedas por toda España, además de por Europa y Sudamérica, buscando siempre la montaña, las curvas y los precipicios.
De sus muchos viajes ha aprendido una máxima: «Hay mucha más gente buena que mala, contra lo que se piensa. Y cuanto menos tiene la gente, más generosa es. Y que no somos el ombligo del mundo», explica. Quique Arenas o la vida viajera sobre dos ruedas.
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El periodista toledano Quique Arenas es un viajero de raza. Y en moto, su pasión. Desde que de joven se sacó el carnet e hizo sus primeros pinitos viajeros por España, no ha parado, siempre en moto y muchas veces solo. Se denomina a sí mismo «motoviajero», no en vano dirige la revista «Motoviajeros» (www.motoviajeros.net) la primera sobre los viajes y rutas en moto.
Mañana viernes va a presentar en Toledo su primer libro, titulado «Amazigh («libre», en bereber), en moto hasta el desierto», en el Círculo de Arte.
A Arenas se le encienden en seguida los ojos cuando habla de sus viajes por España, Europa y Sudamérica sobre dos ruedas. A él, que le gustan tanto las curvas, los picos, la montaña, le privan los Alpes, que le han hecho viajar por Italia, Francia, Suiza, Austria, Eslovenia…
Se queda con los Alpes sobre los Andes americanos, que también ha recorrido de cabo a rabo, lo que le hizo viajar a Chile y Argentina.
Explica que su motivación es el puro placer de viajar en moto. También aconseja que «para viajar, son necesarios la sonrisa, la cinta americana y el velcro».
Como resultado de sus viajes puede contar anécdotas y experiencias. Entre las primeras, en una escala de su viaje a Marruecos, como no quería dejar su moto a la intemperie (la cuida como a un niño), entró con ella en un hotel. Tras preguntar si la podía dejar ahí, le contestaron que sí. «¡Como en España o en Europa!», pensaría. De hecho, para presentar su libro en Toledo va a entrar, no sin su moto, en la Iglesia de San Vicente, que alberga el Círculo de Arte, lugar que acoge el acto.
Ya en el capítulo de los sucesos desagradables, que confiesa que casi nunca ha tenido, relata aquel que le ocurrió en Argentina, en San Miguel de Tucumán. Cuenta cómo tuvo que escaparse a la salida de un semáforo de la persecución a que era sometido por un automovilista. «Yo llevaba una banderita de España en la moto. Se pensaría que podía ser apetecible para atracarme. Lo cierto es que se abalanzaba sobre mí con la intención de derribarme», recuerda.
Lo demás han sido parabienes. Lleva 20 años viajando. Lo principal que ha aprendido es lo siguiente: «Contra lo que se piensa, hay mucha más gente buena que mala. Y cuanto menos tiene, más generosa es», afirma, para en seguida contraponer esa visión tan generosa de la vida con la europea: «Hay que preguntarse, por ejemplo, por qué hace tanto tiempo que no se ve un autoestopista por las carreteras europeas», apunta, todo un mal síntoma.
Entre sus lugares preferidos, destaca el pueblo y el valle suizos de Grindelwald, que acogen el pico Eiger, y el americano Aconcagua.
En cuanto a su primer libro, «Amazigh, en moto hasta el desierto», Quique Arenas dice que ha querido hablar de «emociones, sensaciones, del poder transformador de los viajes, la palabra y las fotografías» (todas las del libro son suyas). Estuvo acompañado por su amiga Paz Madrid. El libro contiene «humor, sensibilidad, espiritualidad, nostalgia, amistad, honestidad… todos los ingredientes de una aventura de 4.176 kilómetros».
El libro cuesta 14 euros y se puede adquirir pinchando en el enlace siguiente: http://www.ubricarmotos.com/para-regalar-a-un-motorista/30683-amazigh-en-moto-hasta-el-desierto.html