Un proyecto de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), desarrollado en colaboración con el Hospital Severo Ochoa y con el Ayuntamiento de Leganés, ha recibido la distinción del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad dentro de los Premios Estrategia NAOS 2011. Dirigido desde la Facultad de Ciencias del Deporte por el profesor Ignacio Ara, los resultados del proyecto han revelado mejoras en la composición corporal y en la actitud de los niños frente a la práctica deportiva.
La iniciativa, pionera en España al coordinar las acciones de tres entidades públicas en la lucha contra la obesidad infantil, se puso en marcha en abril de 2011 con el objetivo de reducir el sobrepeso en niños de entre nueve y 14 años tratados en el Servicio de Pediatría del Hospital Severo Ochoa mediante un programa de Actividad Física Vigorosa (AFV) desarrollado en instalaciones cedidas por el Ayuntamiento de Leganés y con equipamiento aportado por la empresa Decathlon.
Al cabo de 12 semanas de participar en juegos basados en la resistencia aeróbica y la fuerza de intensidad media-vigorosa, los 22 niños participantes mostraron notables mejorías en todas las variables medidas. En particular, se produjo pérdida de masa grasa en brazos, piernas y tronco, resultando una disminución media de más de 1,5 kilos de masa grasa en tan sólo tres meses de actividad física.
En relación al ámbito social y de cambio en la actitud de los niños hacia la actividad física y el deporte, destaca la adherencia de más del 80 por 100 al programa de actividad física. El profesor Ara indica que en este período los niños, tanto pequeños como mayores, formaron un grupo de trabajo «sólido y muy concienciado» con la importancia que las actividades físicas que realizaban tenían para su salud.
Respecto a la motivación, el proyecto ha revelado que, lejos de mostrarse inactivos o especialmente reacios a practicar actividades deportivas, al encontrarse en una situación de igualdad física y motriz con respecto a sus compañeros, los niños participaban activamente en todos los ejercicios propuestos. «Al no orientar la actividad hacia la competición ni hacia ningún deporte en concreto los niños comprendían que la actividad física es muy buena para mejorar su salud y su iniciativa a participar en los juegos fue muy positiva», señala el profesor.