No se cortaban a la hora de cometer el delito, que no era otro que robar. La Guardia Civil ha detenido a 14 menores de 25 años -13 hombres y una mujer- por ser los presuntos autores de 69 robos en viviendas y establecimientos comerciales, además de a ciudadanos que iban tranquilamente por la calle. Delincuencia que han aplicado en las provincias de Toledo, Ciudad Real y Cáceres.
El cabecilla utilizaba una pistola, un arma blanca o un objeto contundente para intimidar a sus víctimas.
A todos ellos se les imputan delitos contra el patrimonio, robo con violencia e intimidación, hurto, usurpación ilegal de vivienda, quebrantamiento de condena, atentado contra la autoridad y pertenencia a grupo criminal, tal y como ha informado la Dirección General de la Guardia Civil en un comunicado.
Y aunque los 14 detenidos no superan los 25 años de edad, su historial delictivo es tan amplio que suma nada más y nada menos que 113 detenciones por la friolera de 453 hechos delictivos.
La investigación se inició una vez que se detectó un gran número de robos en Torrijos (Toledo), en concreto en interior de viviendas, lo que generó una gran alarma social. Lo que llevó a los agentes a identificar a la banda, que componían hombres jóvenes perfectamente organizados y residentes en la comarca, que contaban puntualmente con el apoyo de sus parejas sentimentales y que se habían establecido en dos bases operativas, una en Torrijos y otra en la vecina localidad de Gerindote.
LOS ROBOS ERAN ENTRE LAS CUATRO DE LA TARDE Y LAS DIEZ DE LA NOCHE
Los delitos los cometían en viviendas habitadas generalmente entre las cuatro de la tarde y las diez de la noche, conocían perfectamente a sus víctimas y sabían cuáles eran sus circunstancias personales.
Mientras uno llamaba al timbre, el resto esperaba oculto por los alrededores preparados para actuar. El cabecilla llevaba un arma intimidatoria, que solía ser un arma de fuego, un arma blanca de grandes dimensiones o algún objeto contundente con el que intimidaba a sus víctimas. Mientras, el resto buscaba las joyas de oro o el dinero que había en el interior.
Pero si la vivienda estaba vacía rompían la puerta de acceso y entraba uno de ellos. El resto le esperaban fuera y vigilaban. Por eso tenían 13 vehículos de gran potencia que figuraban a nombre de terceras personas y cambiaban habitualmente de domicilio.
Y cuando no les daba por las viviendas, pues robaban a ciudadanos que iban por la calle, especialmente a los de avanzada edad, con el método del tirón. Actuaban en grupos de tres y no dudaban en tirar al suelo a sus víctimas si éstas se resistían. De hecho, algunas de estas personas sufrieron lesiones de importancia o se les agravó su estado de salud.