Ojo a las culebras, que se las encuentra donde menos se las espera. De hecho, en las últimas semanas los Agentes Medioambientales de la provincia de Toledo han recibido un número de llamadas superior a las habituales en las que alertan de la aparición de culebras en viviendas que o bien están cercanas al campo o incluso en el interior de los pueblos, tal y como han confirmado fuentes de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha, APAM CLM, a encastillalamancha.es.
Este ejemplar de culebra escalera fue devuelto al medio natural hace unos días en Los Navalmorales (Toledo).
De las 13 especies de ofidios, 9 tienen presencia en la comunidad autónoma. La mayoría son inofensivas y forman parte del catálogo de especies protegidas. Básicamente son culebras bastardas y culebras de cogulla, de las que es muy improbable que piquen porque sus dientes inoculadores de veneno están situados en la parte de atrás, y en el caso de que muerdan el veneno no es de demasiada potencia, al contrario que el veneno de las víboras.
Las mismas fuentes han señalado que la persona que se encuentra una, en ningún caso debe manipular al animal, sino que ha de llamar a profesionales (al 112) para que la capturen y sea devuelta a su medio natural.
Hay culebras bastardas que incluso pueden llegar a medir dos metros. Este año, de todas formas, no se conoce ningún caso en el que hayan mordido a nadie. Es fácil distinguir la picadura de una víbora hocicuda, que sí es peligrosa, de la que provoca la culebra. La primera deja dos orificios y es dolorosa y provoca inflamación; mientras que la de la segunda ocasiona muchas marcas muy pequeñitas, como un semicírculo de puntos.
Las recomendaciones de APAM CLM es que en el caso de que nos muerda una culebra, no cortar ni succionar la mordedura, no aplicar ningún torniquete y estar tranquilos. Hay que tener en cuenta que los ofidios, por regla general, huyen de los humanos y solo atacan si se sienten acorralados.