Castilla-La Mancha tendrá un verano seco y cálido después de haber pasado una de las primaveras más frías y lluviosas en lo que va de siglo, según ha dado a conocer hoy el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la comunidad autónoma, Ricardo Torrijo.
En rueda de prensa, Torrijo ha explicado que el escenario más probable es que el verano en la región sea cálido y seco, en la línea de la media del período de referencia 1981-2010, aunque ha aclarado que este tipo de predicciones estacionales aún están en fase experimental y son muy inciertas.
Torrijo ha apuntado que es el escenario más probable para el verano, aunque ha advertido que esta previsión de la Aemet hay que tomarla con cautela, porque también pueden darse otros escenarios que tienen un alto porcentaje de probabilidad.
El delegado territorial de la Aemet no ha aventurado cuáles pueden ser las temperaturas máximas, porque puede haber diferencias de siete a ocho grados entre las zonas más cálidas y más frescas, ni si llegarán a ser tan altas de las del pasado verano, ya que se registró una de las olas de calor más prolongadas que se conocen.
En cuanto a las precipitaciones, ha comentado que tampoco pueden hacerse predicciones estacionales con alta fiabilidad, y menos aún en la época estival, en la que suelen ser escasas y muy irregulares, muchas veces ocasionadas por fenómenos tormentosos.
El verano cálido y seco va a suceder a una de las primaveras más frescas y lluviosas en Castilla-La Mancha en lo que va transcurrido de siglo, en la que se registraron temperaturas que se pueden calificar como frías y hubo más precipitaciones que en la media, aunque con excepciones, ha puntualizado Torrijo.
Las temperaturas en la primavera fueron inferiores a las del período de referencia 1981-2010, sobre todo en el mes de marzo que fue muy frío, particularmente en Toledo donde fue el segundo marzo más frío en lo que va de siglo (después del de 2004) y en Albacete, donde fue el tercer marzo más frío, tras los de 2004 y 2010.
A su vez, el mes de abril fue frío en Cuenca y en Molina de Aragón y normal en Toledo, Ciudad Real y Albacete, en tanto que el mes de mayo fue frío en Ciudad Real, Toledo y Cuenca y normal en Molina de Aragón y en Albacete.
La temperatura mínima más baja de la primavera se registró en Sigüenza (Guadalajara) el 16 de mayo, con 7,2 grados bajo cero, en tanto que la mínima más alta fue la del embalse de Fuensanta (Albacete) donde hubo 3,7 grados centígrados.
En cuanto a las precipitaciones, Torrijo ha explicado que la primavera en Castilla-La Mancha fue en general de húmeda pero con matices, ya que en la zona noreste de la región ha sido de seca a muy seca, con precipitaciones en la zona de Molina de Aragón que han estado por debajo de la media.
Torrijo ha informado de que en líneas generales en el período de marzo a mayo la primavera fue muy húmeda en la provincia de Ciudad Real, húmeda en las provincias de Cuenca y Toledo, normal en Albacete y seca en Molina de Aragón.
Por meses, marzo fue húmedo en toda la región menos en Ciudad Real, donde fue normal, mientras que abril fue muy húmedo en Toledo y Ciudad Real, húmedo en Cuenca y en Molina de Aragón y normal en Albacete, y mayo húmedo en Albacete, normal en Ciudad Real, Toledo y Cuenca y muy seco en Molina de Aragón.
De las precipitaciones primaverales destacan las que se registraron el 4 de abril, que fueron de unos 62 litros por metro cuadrado en Fuencaliente (Ciudad Real), de unos 58 litros por metro cuadrado en San Pablo de los Montes (Toledo) y de unos 50 litros por metro cuadrado en Cañizares (Cuenca).