El final de la temporada para los equipos de fútbol de Castilla-La Mancha ha sido nefasto, ya que se han saldado con tres descensos y otros tantos «no ascensos», como diría el Sombrerero Loco de «Alicia en el País de las Maravillas».
Los tres descensos han sido los del Albacete a Segunda División B y los del Talavera y Guadalajara a Tercera División.
Los tres «no ascensos» han sido los del Toledo y Socuéllamos a Segunda y el de la UB Conquense a Segunda B. Así, la próxima temporada habrá cuatro equipos en 2ªB (Toledo, La Roda, Socuéllamos y Albacete) y tres en Tercera (Conquense, Guadalajara y Talavera), cuando en la pasada campaña había uno en Segunda, cinco en 2ªB y uno en Tercera.
La UB Conquense, uno de los tres equipos que se quedaron con la miel en los labios.
La campaña del Albacete fue nefasta desde sus primeros compases. La sustitución de Sampedro por el hijo pródigo Ferrando no daba sus frutos y el exqueso mecánico se fue claramente en Segunda B a falta de unas jornadas para el final. Sin remisión. Sin paliativos. Ahora le toca el siempre difícil retorno a la división de plata a un histórico del fútbol regional y nacional, con una considerable masa social, inmerso siempre en unos no menos históricos problemas económicos e institucionales.
Siguiendo con los descensos, el Talavera no pudo evitar que su participación en 2ªB se saldase con un decepcionante descenso a Tercera. No aguantó ni un asalto en su asalto a la categoría de bronce. Fue en las últimas jornadas en las que se hundió en los últimos puestos.
Más «chance» tuvo hasta el último suspiro el Guadalajara, un equipo casado con un tremendo mal fario desde hace varias temporadas, desde cuando la LFP decretó el descenso administrativo a 2ªB por irregularidades en la ampliación de capital. De ahí a Tercera, ni más ni menos, tras apostar por un mítico como David Vidal en el banquillo como recambio de Arnaiz Lucas, pero ni el carismático gallego evitaría el desastre, consumado en el último partido.
Pero la cosa no acabó ahí, ya que hasta tres equipos vivieron la decepción del no-ascenso, tras grandes intentos. Así, el Toledo llegó a derrotar al histórico Murcia y a punto estuvo de hacerlo con otro histórico, el Hércules, pero se quedó en el penúltimo escalón.
También lo hizo muy bien el Socuéllamos, en su segunda temporada en la categoría. Los de García Cosín, un magnífico entrenador, cayeron contra al final un 2ªB (logró el ascenso), el Sevilla Atlético, pero su temporada puede considerarse magnífica.
La triple decepción se cerró con la UB Conquense, que al quedar campeón de su grupo, el XVIII, se enfrentó a doble carta contra el poderoso Extremadura, contra el que cayó, lo que llevó a los conquenses a jugársela en las siguientes eliminatorias.
En el primer asalto dieron buena cuenta del Jerez pero en el último suspiro del duelo a muerte contra el navarro Mutilvera, el doble valor de un gol en campo contrario dio al traste con la ilusión de una señora ciudad como Cuenca. La decepción acabó con la dimisión del ya expresidente, Jesús Fernández, y su directiva.
Lo dicho: de tener un club en el fútbol profesional, cinco en 2ªB y uno en Tercera, se ha pasado a tener cuatro en 2ªB y tres en Tercera.