lunes, 25 de noviembre de 2024
historia 09/07/2016junio 7th, 2017

El próximo 18 de julio se cumple el 80 aniversario del inicio de la Guerra Civil española, una contienda de la que en Toledo se libró un episodio crucial para el desencanto del bando republicano y el empuje de los nacionales: el asedio del Alcázar.


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El blog histórico fotográfico «Toledo GCE» ha publicado una serie de imágenes antiguas y explicaciones sobre las huellas de la batalla que aún se pueden ver en los edificios del Casco Histórico, todo un recordatorio de cómo fue la cruenta guerra que se libró en las calles de la ciudad.

En este recorrido por la memoria, la primera parada que hace «Toledo GCE» es en los impactos que hay en la Puerta del Sol, sobre cuya procedencia hay dos hipótesis. La primera de ellas se corresponde con el 22 de julio de 1936, cuando las tropas de Riquelme presionaron contra las fuerzas sublevadas establecidas en el hospital de Tavera, fuerzas que a última hora del día se retiraron hacia el interior de la ciudad. Los milicianos republicanos los persiguieron hasta la entrada por la subida del Arrabal. La otra hipótesis que se baraja es de finales de septiembre de 1936, cuando se produce el asalto final contra la ciudad. Se cree que una fuerza presionó a los republicanos desde las cercanías de Bisagra y entró por el Arrabal encontrando resistencia en la subida hacia el centro por la Puerta del Sol.

Otro lugar de interés es el puente de Alcántara, que muestra impactos en el interior de la puerta oriental, posiblemente realizados desde la propia ciudad o desde el Alcázar. Ya con las fuerzas de Varela dentro de la ciudad, «los disparos puede que fueran dirigidos contra los republicanos que huían a finales de septiembre de 1936», explica este blog.

Por su cercanía con el Alcázar, la plaza de la Magdalena acabó muy afectada por los disparos y la metralla, quedando devastados tanto un bloque de viviendas como la iglesia de la Magdalena. La iglesia se restauró pero el bloque no, por lo que actualmetne esta plaza es más amplia de lo que era antiguamente. Aquí sobresale el Casino, con impactos en su puerta, ventanas e incluso en el interior.

ZOCODOVER, EL ALCÁZAR… LA PRIMERA LÍNEA DE BATALLA

Han sido muchas las instantáneas antiguas que han salido a la luz a cerca de la destrucción que afectó a la plaza de Zocodover. Solo quedó en pie el arco de la Sangre, donde existen restos de impactos y metralla generada por las explosiones.

No puede faltar en este repaso el Alcázar de Toledo. Allí donde quedó algo levantado hay impactos de bala y metralla. Son visitados a diario los del despacho de Moscardó.

Muy cerca, la calle Santa Fe estuvo durante la contienda en el punto de mira de los ocupantes del Alcázar. Desde este edificio y desde las ventanas altas del conocido bar El Trebol se sucedieron intercambios de disparos cuyos impactos hoy se ven a lo largo de la calle.

Las plazas de San Justo, cuyas calles de alrededor estuvieron cortadas por barricadas y alambradas, y Abdón de Paz, un lugar ocupado por los republicanos, también fueron escenarios bélicos. Sobre la segunda de ellas, «Toledo GCE» plantea que los disparos fueron realizados durante alguna salida nocturna de los defensores en busca de víveres o en busca de los túneles para acabar con los trabajos de minados.

El Museo de Santa Cruz también se encontraba en primera línea de batalla. Gracias a que se comunicaba con el convento de Santa Fe y éste con el paseo del Miradero, fue usado por los republicanos para el paso de suministros y soldados. «Toda su fachada se encuentra con numerosos impactos de bala de los hombres de Moscardó. En la fachada encontramos la falta de un sillar y alrededor, concentrado en el hueco, numerosas marcas de bala. La portada de Covarrubias está restaurada prácticamente en su totalidad, al igual que algunas partes altas de la misa. En el interior hay huellas de impactos en las rejas de las ventanas y en los balcones laterales. Igualmente, en los alrededores del museo y sus muros existen restos de los tiroteos».

La Diputación es otro edificio en el que se observan los impactos de bala y metralla, tal vez de tropas franquistas al intentar tomar la ciudad en septiembre de 1936 o de los republicanos durante los bombardeos de 1937 y 1938.

Los últimos milicianos republicanos huyeron de Toledo por la puerta del Cambrón, de lo que dan buena cuenta las huellas de disparos en la zona de las ventanas.

Más alejados del Casco, la batalla también se libró en el Hospital de Tavera y la Fábrica de Armas.

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