La información facilitada por el PP de Toledo testimonia que Manuel Fernández Lázaro-Carrasco, 49 años, alcalde de Gálvez (Toledo) desde 1995, es el regidor más veterano de la provincia de Toledo. La actual es su sexta legislatura. Hombre de partido desde los 18 años, se ha ganado la confianza de sus vecinos votación a votación, sufragios que siempre ganó por mayoría absoluta. Asegura que el secreto de su éxito es la «pasión» que es para él ser alcalde, la misma que aconseja a cualquier compañero que se adentre en la administración local. Ha compaginado la Alcaldía con una actividad empresarial propia y su cargo de diputado provincial.
Según los datos que maneja el propio Partido Popular de Toledo, Manuel Fernández es su actual alcalde más veterano en la provincia; va por su sexta legislatura. Empezó en 1995, aún ventiañero. Era entonces funcionario del Ayuntamiento de Toledo. Político desde muy joven, desde los 18 años en que ya formaba parte de las Nuevas Generaciones del PP, en las que llegó a ser secretario de Organización.
«Desde pequeño quería ser alcalde de mi pueblo, siento pasión por él, esa pasión me la metieron mis padres», dice. Recuerda que entonces gobernaba el PSOE y el PP estaba dividido. «En un momento dado alguien sacó mi nombre. Yo solo puse la condición de que me dieran libertad para hacer las listas electorales, libertad que siempre me han dado», explica.
Manuel Fernández siempre ha contado con el apoyo de los galveños. Cuando él llegó, el PP tenía cuatro concejales, mientras que bajo su mandato los populares siempre han tenido un mínimo de siete: tres legislaturas con ocho y tres con siete, precisa Fernández, que ha compaginado la Alcaldía con su gabinete de comunicación (como aún hoy) y con su condición de diputado provincial (ha llevado deportes y empleo, en diversas legislaturas).
«MÁS QUE GUSTARME, ES PASIÓN»
Si Fernández lleva 21 años al frente de su pueblo es porque le gusta: «Más que eso, hay que tener pasión por la gente de tu pueblo; yo es que tengo mucha vocación de servicio público», confiesa quien cree que el secreto de su «pócima» como alcalde veterano es la dedicación: «Se sufre mucho porque haces tuyos los problemas de los vecinos, por eso me he pasado muchas noches sin dormir, pero reconforta mucho cuando solucionas los problemas», responde.
«La gente dirá que hay algo más, pero no», reflexiona acto seguido. «Desde 1996 duermo con el teléfono encendido los 365 días del año, las 24 horas del día. Recuerdo un día de Todos los Santos, cuando el teniente de alcalde me llamó porque alguien se había caído a un pozo, pero no todos son tristezas, también hay alegrías», añade.
¿Su mejor recuerdo? «Muchos, hablo del último, poner, tras muchas situaciones límite, a funcionar hace 15 días un nuevo centro de salud. Antes era un cuchitril, hacía mucho calor, no se podía trabajar bien, y ahora es un edificio de 500 metros que reúne todas las comodidades», contesta. «Gracias, Manolo, gracias a todos», me decían, «la mayor satisfacción», destaca.
¿La obra de la que está más orgulloso tras tantos años?, se le pregunta. «Las obras son como los hijos: la residencia de la tercera edad, la guardería, la piscina, el gimnasio, el centro médico…, hasta del tanatorio, que hacía falta. Y no solo hay que hacerlos, sino cuidarlos, eso lo hacemos mucho», asegura.
Le quedan espinas clavadas, ya que en caso contrario, «no tendría ilusión». O sea, que le quedan «muchas cosas por hacer». Ahora están con las ayudas a pequeñas y medianas empresas. «Quiero seguir canalizando el arroyo de mi pueblo, en 15 días voy a arreglar una calle céntrica, hacer unas pistas 3×3…», desgrana.
«VER UN NIÑO MUERTO ES LO MÁS DURO»
Pero Manuel Fernández también ha tenido momentos duros: «Recuerdo un 30 de agosto, en plenas fiestas, cuando se produjo un asesinato, o un 31 de diciembre en que hubo disparos, o un verano en agosto, cuando iba con mis hijas a Gálvez y antes de llegar vi una polvareda: fue un accidente en el que murieron seis personas, niños entre ellos». Y añade: «Ver a un niño muerto es lo más antinatural, lo más duro, he tardado mucho tiempo en poder comprender estas cosas».
Tras tantos años de alcalde galveño, ¿le han llamado del PP para preguntarle cómo lo hace? «Menos de las que creo que deberían haber llamado», contesta.
Para Manuel Fernández, la política local ha cambiado mucho desde 1995: «La Administración ha cambiado mucho, en un 95 por 100 a mejor, hay mucha más transparencia, se da mucha más publicidad a las cosas, cada vez es más complicado hacer cualquier maldad. ¿A peor? Antes los alcaldes tenían más unión, la política era más natural. Pero me quedo con lo bueno», opina.
A la pregunta de si le han intentado corromperle alguna vez, dice: «Al principio, en la primera legislatura, a los pocos días de alcalde, vino alguien a sugerirme algo… salió por la puerta, y como he tenido a bien evitar en todo lo que he podido comer con promotores, constructores comerciales y representantes, el que no se expone… no le coge el toro».
Fernández fue diputado provincial de empleo en la pasada legislatura. La justicia falló nulas por contrarias a derecho varias convocatorias de empleo de la anterior Corporación provincial, del PP, y los socialistas, tanto en esta como en la anterior legislatura, han criticado duramente las políticas laborales de los populares, de las que Fernández era responsable en la Diputación. ¿Se benefició Gálvez de su gestión en aquellos años?
«YO NO HE DEJADO A 105 PERSONAS QUE ENTRARON POR LA PUERTA DE ATRÁS»
«Siempre ha habido gente de Gálvez en las bolsas de trabajo, como ahora, pero yo no dejé a 105 personas que entraron por la puerta de atrás y sin oposición, dándoles una plaza indefinida, como hicieron José Manuel Tofiño (presidente socialista de la Diputación antes del gobierno del PP) y el entonces vicepresidente Álvaro Gutiérrez (actual presidente de la institución provincial), muchos no estaban no en bolsas de trabajo, entraban a dedo, hijos de altos cargos, familiares de diputados, etc… que se callen y empiecen a trabajar, llevan un año y no han hecho nada», responde.
Con esta, Fernández lleva seis legislaturas. ¿Repetiría? «Yo, aunque sea muy madridista, digo lo que el Cholo, partido a partido…»
¿Queda algún vestigio franquista en Gálvez?, se le pregunta por último. «Sí, alguna calle y una plaza. No me he planteado quitarlo o dejarlo de quitar. Cuando llegue el momento se quitarán si se tienen que quitar pero con la mayor naturalidad del mundo, aunque ahora hay otros problemas más importantes para que 50 comercios vengan a quejarse porque el correo no llega…»