En el norte de la provincia de Guadalajara, el río Dulce ha excavado un profundo cañón en el que sus aguas discurren a través de bellos paisajes encajonados en rocas jurásicas y cretácicas.
El Parque Natural del Barranco del Río Dulce tiene una extensión total de 8.347 hectáreas que se reparten entre los municipios de Algora, Mandayona, Mirabueno, Saúca, Sigüenza y Torremocha del Campo.
Un paseo a pie o en bici por este lugar permite ver fósiles y una variada vegetación de bosques de encinares y quejigares, acompañados por un sabinar aislado, rodales de rebollar y enebros.
En las paredes de sus barrancos nidifican el vencejo real, el avión roquero, el colirrojo tizón, el gorrión chillón y el cuervo. De mayor grandiosidad son los buitres leonados y las águilas reales que también surcan estos cielos.
Hay varios recorridos interesantes por el parque. El primero de ellos -de Aragosa a Pelegrina- es una ruta de 11 kilómetros por terreno llano que transcurre por una pista junto a la ribera del río Dulce y que pasa por la localidad de La Cabrera. El segundo itinerario -Hoz de Pelegrina- consta de cuatro kilómetros de dificultad media por el paisaje más abrupto del parque y la cascada del río Dulce. La siguiente es de Sigüenza a Pelegrina, cinco kilómetros que comienzan en la ciudad medieval y que atraviesa un bosque de robles para terminar en el parque.
A 6,5 kilómetros de Torremocha del Campo, en la carretera GU-118, está el mirador de Félix Rodríguez de la Fuente. Incluso desde La Cabrera parte una ruta para invidentes que ofrece elementos interpretativos del parque.
Vale la pena visitar el centro de interpretación situado en Mandayona, donde -además de la exposición dedicada a los recursos naturales y al románico- se muestra la actividad desarrollada en el parque por Félix Rodríguez de la Fuente. Aquí se accede igualmente a las imágenes de unas cámaras de obsevación directa de nidos de buitres leonados.