A las casi 400.000 personas dependientes que están en lista de espera para percibir la ayuda que les corresponde por ley, y a sus familiares, les importa bastante poco el espectáculo que, por segunda vez los últimos siete meses, están ofreciendo a diario los líderes de los cuatro grandes partidos políticos. Unos más que otros, como ocurre siempre. Lo que quieren es un Gobierno estable, no en funciones, que de una vez por todas les trate como se merecen para vivir con dignidad en su difícil situación.
Son datos oficiales del Observatorio Estatal para la Dependencia: en España hay 1.207.870 personas que necesitan asistencia para poder desenvolverse en su vida diaria; de ellas, una de cada tres (381.508) está en lista de espera y, al ritmo en que están siendo atendidas, se tardaría más de cuatro años en hacer que perciban la prestación o asistencia a la que tienen derecho según la Ley de Promoción Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia, aprobada durante el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y conocida como Ley de Dependencia.
NO SE CUMPLE LA LEY
La Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales de España ha denunciado que la Administración Pública no cumple la ley con esas personas, y también ha criticado la gran diferencia que existe entre unas comunidades autónomas y otras al conceder la prestación correspondiente.
El Gobierno en funciones del PP presume de haber incorporado en el ultimo año a 89.000 personas al grupo de las que perciben las ayudas, un 12 por 100 más. Pero ese dato, aunque es positivo, tiene truco, según la citada asociación: ese incremento se debe a que a mediados de 2015 se incorporaron al Sistema de Atención a la Dependencia 300.000 personas con una dependencia moderada (grado I), que ya eran atendidas por los servicios sociales municipales y autonómicos. Ha cambiado la Administración que les da la asistencia, pero no su situación real.
Todos los partidos de la oposición han criticado los recortes que ha aplicado el Gobierno de Mariano Rajoy a las personas dependientes desde el año 2012, y en sus programas electora,les han prometido resolver este problema. ¿Qué dirán ahora las personas dependientes -las que puedan- o sus familiares, al ver que pasan los años sin recibir respuestas positivas a su situación, mientras los líderes políticos son incapaces de ponerse de acuerdo, por segunda vez en pocos meses, para formar Gobierno?
Un mes largo después de las elecciones generales del 26 de junio, y siete meses después de las del 20 de diciembre de 2015, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera siguen mareando la perdiz y culpándose unos a otros de algo que es responsabilidad de todos ellos: cumplir el deseo ciudadano expresado en las urnas de funcionar con un Parlamento tan plural como la sociedad y ser capaces de formar un Gobierno que respete esa pluralidad. La hora de las mayorías absolutas ha terminado, pero parece que hay quien no quiere enterarse.
DECEPCIONADOS CON LA CLASE POLÍTICA
Si no lo hacen así, no serán solo las personas dependientes y sus familias quienes vuelvan a sentirse decepcionados con la llamada clase política, sino una gran parte de la ciudanía. Y eso es lo peor que puede ocurrirle a un país que todavía no ha salido de la crisis económica más grave de las últimas décadas.
El Rey Felipe VI acaba de comprobar estos días que el líder del PP y presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, no cuenta con el apoyo de ninguna fuerza política para ser investido de nuevo presidente. Rajoy no ha hecho casi nada para ganárselo, que se sepa, excepto los contactos «privados y discretos» que, según la vicepresidenta, ha venido manteniendo con otros líderes políticos.
En esa situación, ¿habrá Gobierno o nuevas elecciones generales? A día de hoy, esta es la pregunta del millón, aunque algunos periodistas y analistas políticos vaticinan una cosa o la otra según el día. Toca esperar. Y toca desear que los políticos se pongan de acuerdo para no tener que votar de nuevo, porque sería un despropósito.