El herrero Ramón Recuero, que a los doce años inició su andadura en este oficio, se ha convertido en un maestro en forja antigua que muestra sus conocimientos por internet, lo que ha tenido efecto llamada y ha generado que personas de todo el mundo quieran venir a su taller de Las Vegas de San Antonio para asistir en directo a sus clases.
La formación de Ramón comenzó siendo un crío, cuando todas las tardes, al salir del colegio, pasaba por la Escuela de Arte de Ciudad Real y él, asomado por la ventana, «no perdía ojo de todo lo que realizaban aquellos herreros», recuerda a Efe.
Por esta razón, una de las tardes, el profesor de la escuela le invitó a pasar, el joven aceptó y, a partir de ese día, estaba allí todas las tardes.
Años más tarde, Ramón se convirtió en herrero profesional y, gracias a las nuevas tecnologías e internet, se dedica a recuperar todas las técnicas antiguas que aprendió y crear obras con ellas, todo ello mostrándolo en Youtube.
Explica Ramón que trabaja de forma tradicional «siempre con la fragua encendida en carbón«, una costumbre que adquirió gracias a su maestro en la escuela de arte de Ciudad Real, a pesar de que «en aquel tiempo, ya los talleres de trabajo dejaban de utilizar estas técnicas».
Ya con el oficio aprendido, Ramón montó su propio taller, pero recuerda que con el inicio de la crisis, hace aproximadamente ocho años, decidió comprarse una cámara para hacer vídeos y colgarlos en internet a través de YouTube para intentar que todas esas técnicas antiguas no se perdieran.
Una iniciativa que llevó a Ramón a ser un youtuber de éxito en técnicas de forja tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
El «boom» como «herrero youtuber» fue una gran sorpresa para este herrero porque turistas de todo el mundo comenzaron a visitar a su taller, localizado en las Vegas de San Antonio (Toledo), para conocerle y aprender sus técnicas de forma presencial.
Al principio comenzó a enseñar a algunas personas de forma gratuita, porque su pensamiento era «si no tengo trabajo y quieres aprender, yo te enseño gratis», pero poco después se unió a él otro compañero con el que se organizó para impartir cursos a pequeños grupos.
De esta forma, ambos herreros «establecieron una web y organizaron unos cursos presenciales en el propio taller para dar cursos a todos los que lo desearan», que tienen un máximo de cinco alumnos, una cifra pequeña porque «el taller es pequeño y con menos alumnos se aprende mejor».
Respecto a la duración de los cursos, Ramón se adapta a todas las necesidades de su público y explica: «Tenemos de fin de semana para que realicen la herrería como actividad y luego se lleven su pieza a casa o de una o varias semanas para formar a todo el que lo desee».
A día de hoy, Ramón destaca que sus alumnos llegan de todo el mundo y, como ejemplo, desvela que la semana pasada hubo un chico argentino y que estos días enseña a un informático de aviones militares de Brasil.
Actualmente, el taller de Ramón no es un pequeño lugar de solo 150 metros cuadrados dedicados al trabajo, sino que el éxito ha hecho que esta pequeña habitación se haya convertido en un aula-taller con lugares de descanso para todos aquellos que quieran pasar unos días y realizar un curso.
Una iniciativa que diseñó Ramón pero en la que actualmente se ha formado equipo, puesto que Víctor y David, dos exalumnos, «se han animado a prepararse las clases y grabar nuevos vídeos», explica.
El proyecto surgió de la voluntad de Ramón para no olvidar la forja antigua, pero gracias a los agradecimientos y turistas que recibe de todos los lugares del mundo ha creado un aula taller y todo apunta a que esta iniciativa tiene futuro, pues hasta enero de 2017 no es posible obtener plazas.
Pero este herrero no sólo quiere enseñar la técnica, sino también crear empleo, y tiene entre manos «un proyecto para que los alumnos se agrupen y puedan aprender a la vez que realizan trabajos, que puedan ser recompensados» concluye.