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11/08/2016junio 7th, 2017
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“Pido que tanto la Junta como la Universidad de Castilla-La Mancha nos ayuden para que no nos sintamos tan solos, no solo a mí, si no también a mi grupo de Ciudad Real, que es muy potente y estamos un poquito abandonados». La frase es de Sonia Molina-Prados, que a sus 23 años ha conseguido la medalla de bronce de los 200 metros lisos en los Campeonatos de España de Atletismo, y se la ha contado a David Romero para encastillalamancha.es.

Lo cierto y preocupantes es que en términos similares se manifestarían muchos de los nombres con talento que nacen castellano-manchegos y “mueren,” al menos profesionalmente hablando, en cualquier otro punto geográfico del país, del continente o del globo.


Ya sea en el deporte, las artes o las ciencias en cualquiera de sus ramas, el talento que nace castellano-manchego tiene que emigrar para poder manifestarse y/o crecer. No es un problema reciente, desde luego, pero sí agravado por los efectos de la crisis, que ha agudizado la brecha social en España y también la territorial.

Y todo ello pese al esfuerzo inmenso que hacen los que aquí se quedan para mantener el nivel y siguen dando el callo y haciendo un gran trabajo venciendo numerosos obstáculos. Merecen todo el reconocimiento y todo el apoyo.

No sé si porque en retención de talento somos furgón de cola estamos también en los últimos peldaños en todos los indicadores de riqueza o es porque vamos por detrás en estos la razón por la que no desarrollamos las condiciones necesarias para retener el talento. Seguramente ambos factores se entrelazan, pero lo cierto es que a estas alturas ese déficit no puede seguir pasando desapercibido ni debe ser asumido como una de esas cosas que no tienen remedio, que siempre han sido así y así seguirán siendo.

El domingo les contábamos el triunfo de dos mujeres castellano-manchegas, premiadas ni más ni menos que en Washington por la excelencia de su trabajo: Ángela Paloma Martín y Sara Morais Vargas se han traído el premio Victory Award, que otorga The Washington Academy of Political Arts & Sciences (The Wapas). Ángela, natural de Puertollano, ha sido reconocida como una de las mujeres más influyentes de la comunicación política mundial. Sara, talaverana, ha sido distinguida como “Encuestador Político del Año”. Ambas, como tantos otros, tuvieron que marchar para desarrollar sus capacidades.

Desde luego que el conocimiento no tiene fronteras y que crece con el intercambio de experiencias. Se crece moviéndose y saliendo. El problema es que en Castilla-La Mancha exportamos siempre y no importamos nunca, como si estuviéramos sujetos a la maldición de ser para siempre una tierra hostil para el talento, un lugar donde éste puede nacer, pero no crecer y menos reproducirse.

Por supuesto que no es una maldición, sino una situación que tiene explicación y remedio, aunque no fácil ni rápido, porque el problema viene de lejos.

Ser una región de primera exige también se capaces de retener e importar talento. No es una cuestión de orgullo o de prurito regional, sino una necesidad que si no atendemos nos condenará a un nuevo subdesarrollo, el del conocimiento.

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