Pedro Lobato Ferrero, alcalde socialista de Albarreal de Tajo (Toledo), lleva 22 años al frente de su pueblo. Asegura que el secreto de su exito es la naturalidad con la que lleva el cargo, algo que «copió» de su padre, y revela que sí, intentaron corromperle varias veces, a lo que dice que se negó. Tiene una espinita clavada en su larga gestión que aún hoy le inquieta por ser fuente de potenciales insalubridades y peligros: la cubrición del cauce del arroyo Barcience, pero la existencia de una ley que no entiende le impide acabar el trabajo.
El alcalde socialista de Albarreal de Tajo, Pedro Lobato Ferrero, es un histórico de la provincia al que «de casta le viene al galgo», en este caso la de su padre, Pedro Lobato Rodríguez, que lideró el Albarreal democrático allá por las elecciones municipales de 1979 con la vieja UCD. El partido con el que el mítico Adolfo Suárez intentó mantenerse en política, el CDS (Centro Democrático y Social), gobernó el pueblo en las tres legislaturas siguientes. De hecho, el actual alcalde llegó a ser concejal por CDS antes de empezar a ser alcalde por el PSOE a partir de 1995, hasta hoy. 22 años rigiendo los destinos de su pueblo.
Él no se da ningún «pisto» por el hecho de ser alcalde. De hecho, asegura que era un uso paterno el hecho de que en casa no se notara para nada que Pedro Lobato padre fuera el regidor. Él siguió con esa naturalidad hasta el punto de ser es el secreto de su éxito entre los vecinos. Al menos, así lo cree él: «Soy una persona normal, el contacto es continuo con las personas, me ven hacer de todo», afirma. Esa familiaridad con la gente del pueblo le lleva a recordar una anécdota, aquella en la que se subió con un compañero a podar un árbol y esle le «amenazó» con hacerle una foto, motosierra en mano, y colgarla en Facebook. No llegaría la sangre al río, ya que no cumplió su promesa, recuerda Pedro Lobato entre sonrisas.
UNA ESPINITA CLAVADA: EL CAUCE DEL ARROYO BARCIENCE
El «alma páter» de Albarreal durante más de dos décadas tiene una espinita clavada, que sigue siendo además una fuente de inquetud: la cubrición del cauce del arroyo Barcience, que pasa por el entorno del pueblo. De hecho, ya ha ejecutado unos 160 metros de los 770 de que consta el cauce (con árboles, luces, etc.), pero explica que por ley no se puede hacer la obra. Todavía sigue hoy en pugna con la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) para solucionar el entuerto. Alerta, por ejemplo, de que dicho cauce es insalubre para la piscina tan cercana, o que la explanada del aparcamiento de la piscina podría sufrir los efectos de una riada.
Pedro Lobato está muy orgulloso, tras tantos años, de la edificación del centro de salud y las dos escuelas del pueblo: «La educación y la salud son los dos pilares de una sociedad», explica.
El alcalde de Albarreal de Tajo compaginaba su negocio de construcción y otro de hostelería hasta que, sobre todo por la imposibilidad de hacerlo con el segundo, se liberó hace dos legislaturas. «No era posible mantener tanto trajín con mi esposa, Paloma, que me convenció para que no dejara el bar, tantos clientes teníamos, así que se lo quedó ella, que está como autónoma», revela quien le fue cogiendo el «gustillo» a esto de ser alcalde con el tiempo, con el trato de los vecinos, con el puro servicio municipal.
Y sí, alguna vez se le han saltado las lágrimas. «Pero tener que explicarle ciertas cosas a algunas personas que no lo van a entender, en un mudo tan insolidario, tan desagradable, de tan poco compañerismo, en el que todo esta bajo el reglamento…», subraya. «Pero uno debe saber dónde está el límite, para que no le afecten tanto estas cosas», objeta.
«SÍ, INTENTARON CORROMPERME»
Albarreal, afortunadamente según lo que cuenta el alcalde, no fue uno de esos pueblos donde el boom urbanístico arrasó, pero con eso y con todo intentaron corromperle, sí, como a tantos: «Sí, varias veces. «¡Que sea la última vez que os vea entrar por esa puerta…!», les dije. «Sí, fue algo desagradable», añade.
Este pueblo toledano no sabe lo que es aún eso que los medios llaman «nueva política». De hecho, en las últimas elecciones volvió el bipartidismo a diferencia de los comicios anteriores, en los que entraron otros convidados, como IU e UCIT. Pero los más de 20 años que Pedro Lobato lleva al frente de su pueblo le llevan a apreciar hondas diferencias entre la forma de hacer política ahora y antes: «Hace unos años éramos más humanos, agradables entre nosotros, nos llevábamos mejor, creo que esto es un reflejo de la sociedad, los medios tienen que ver, y todo ello afecta a la ciudadanía…», concluye Lobato, que empezó en esto de la política local como si nada, como su padre, y hasta hoy. Tiene tanto apego de sus vecinos que está convencido de que recibe votos de algunos antagonistas políticos. «Porque de otra forma no me salen las cuentas», dice.