Ildefonso Castaño es un jubilado de 69 años que ha encontrado en esta etapa de su vida una forma de materializar su creatividad construyendo réplicas de emblemáticos edificios, como el Empire State de Nueva York o la Torre Eiffel de París, utilizando botes de cerveza vacíos.
Después de décadas dedicadas a la impresión, este hombre natural de Herreruela de Oropesa y afincado en Parrillas, dos municipios de la comarca de Talavera de la Reina, se jubiló a los 64 años y descubrió que tenía un talento que ha proyectado en la arquitectura y la escultura.
Su hijo José Antonio ha explicado a Efe que después de hacer pequeñas esculturas con papel dio el salto para construir sus, hasta ahora, obras maestras: una Torre Eiffel y un Empire State Building en las que ha empleado alrededor de 2.000 y 19.000 botes de cerveza, respectivamente.
Uno de los principales problemas una vez terminadas es el mantenimiento, ya que permanecen en el patio de su casa, en Parrillas, al aire libre.
De momento las han fijado con cable a las paredes para evitar que el viento las derribe, especialmente la del Empire State que tiene una altura de 10,5 metros. La Torre Eiffel, por su parte, es más ligera y mide unos 4 metros.
Cada bote de cerveza vacío utilizado lleva una tapa, que se corta de otro bote, para aislar el recipiente e impedir que entre agua y, al mismo tiempo, evitar que se acumule peso en la parte superior de la estructura y debilite su estabilidad.
El constructor, que tiene en mente las Torres Kio, la Torre Cepsa y una pirámide, comienza realizando bloques para realizar las plantas y los prensa y fija con tornillos y silicona.
El principal problema es obtener la materia prima, ya que «le cuesta mucho recoger tanta cantidad de botes» y, de hecho, Ildefonso recorre comercios, bares y particulares para hacerse con el mayor número de envases «porque los necesita en perfecto estado», asegura su hijo.
José Antonio afirma que se han puesto en contacto con la empresa Mahou para «ver si había posibilidad de que nos mandaran botes antes de llenarlos», aunque todavía no han recibido ninguna respuesta.
Y del mismo modo quieren ofrecer a la empresa cervecera poner a su disposición las creaciones ya terminadas para que las exhiba de forma permanente.
El hijo asegura que su progenitor «nunca ha sido un manitas» y, aún más, asegura: «en el poco tiempo que le dejaba libre el trabajo no le he visto poner ni un cuadro, sin embargo ahora es capaz de soldar y hasta rectificar mis labores de bricolaje«.
Mientras encuentran el particular museo o institución que quiera conservar sus obras, propuesta que también han planteado al Ayuntamiento de Parrillas, este jubilado toledano tiene previsto seguir recreando edificios a partir de elementos desechados.