Ahora resulta que se nos va a atragangar el pavo navideño (el pavo que tienen nuestros políticos de tres al cuarto) a resultas de la esperpéntica idea de tener que votar el 25 de diciembre, fun, fun, fun, porque a aquellos, a los del pavo, no se les ocurre mejor idea que hacernos pasar por las urnas, por tercera vez, un año y cinco días después de que lo hiciéramos de forma responsable aquel 20 de diciembre de 2015. Tres eran tres…
Siempre y cuando no lo remedien estos cuatro prohombres de la patria que primero se miran su ombligo y luego continúan un rato más con los ojos puestos en él. Sin darse cuenta que lo importante está más allá y que lo que deparan las urnas no hay otras que lo reparen.
Entre mojigatos (Rajoy tiene una losa encima, la de la corrupción, que no puede quitarse a no ser que se vaya), desesperados (Sánchez tiene la espada del PSOE encima preparada para un día después de pase lo que pase con el nuevo Gobierno si tiene algo que pasar y, por cierto, recuerdo que dijo después de las segundas que no permitiría que hubiera unas terceras), saltimbanquis (Rivera acepta que la palabra Bárcenas y todo lo que ello conlleva se lo lleve el olvido al fondo del mar, matarile, rile, rile… y ya no se investigue políticamente, joder qué vergüenza) y desaparecidos por si acaso (Iglesias, el mesías, ya no está ni se le espera después del varapalo de las segundas)… Apañados vamos.
Nosotros votamos, sí (conmigo que no cuenten por tercera vez, a reírse de otro), pero hay que botarlos ya. Cuanto antes mejor. Y si hay que cambiar la ley para que ninguno de ellos vuelva a presentarse, pues se cambia. Todo menos que sigan cachondeándose a discreción.
¿Cuántas veces ha tenido usted hasta tres oportunidades para enmendar algo que no le gusta?
Anda y váyanse por ahí…
@CesardelRioPolo
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