Trabajar con el mejor amigo del hombre es, sencillamente, «maravilloso». Así lo confesaba Miguel Fajardo Roda, coordinador de agentes medioambientales de Albacete, quien atendía a Encastillalamancha.es minutos antes de una exhibición en Almansa de la Unidad Canina de Venenos del Cuerpo.
More, Lori, Brisa (que sabe contar, le dicen una suma y te ladra el resultado), Coca, Kela, Nela, Sena, Dex, Lila y Blaky son los 10 perros «agentes medioambientales» que siempre están dispuestos a trabajar para localizar veneno en un coto de caza, principalmente; o para cualquier labor que se les encomiende. De hecho, han ayudado a buscar a personas desaparecidas e, incluso, la Policía de Toledo les llamó para poner fin al problema de pinchos envenenados en los parques de la ciudad.
Para este Cuerpo especial su trabajo es un juego. Cuando localizan un cebo envenenado consiguen su premio más querido, su juguete favorito. Labrador, pastor alemán o un golden retriever son las principales razas de estos perros que tienen entre uno y nueve años.
Esta Unidad nació en 2007 y significó un avance importante en la detección de venenos envenenados en los cotos de caza. Hasta ese momento, los agentes medioambientales que inspeccionaban los cotos si encontraban algún animal muerto, podían tener sospechas de que había sido por veneno; pero tenían que demostrarlo con pruebas y, era ese punto, el más complicado porque dependían de si encontraban o no el cebo en cuestión.
Ocho hembras y dos machos forman esta Unidad que no cuenta con presupuesto y que depende totalmente del Cuerpo de Agentes Medioambientales, lo que la hace única en España, donde hay dos (una en Asturias y otra en Andalucía) pero son contratadas.
El trabajo de estos «agentes» se apreció especialmente de 2009 a 2011, años en los que se detectó «cifras muy interesantes» en cuanto a la localización de veneno. En la actualidad parece que ya se registran menos casos, pero si los hay, ellos los encontrarán.