Rocío Hevia del Pino y Antonio Moreno Domínguez, toledanos, estaban en Manhattan (Nueva York) cuando colisionaron los aviones contra las Torres Gemelas. Tenían planeado subir para ver las Torres y las vistas ese mismo día 11 de septiembre de 2001; por suerte para ellos, la visita la tenían planeada para más tarde.
Antonio Moreno y Rocío Hevia, junto a sus dos hijas 15 años después…
La madrugada del día 11 de septiembre del año 2001, los toledanos Antonio Moreno Domínguez y su mujer Rocío Hevia del Pino llegaban a New York… Cuando se acercaban a Manhattan vieron las Torres Gemelas y dijeron «mañana vamos a verlas», pero nunca llegaría ese momento.
Cuando a la mañana siguiente colisionó el primer avión, a ellos les comunicaron que se había estrellado una avioneta, pero después, cuando llegaban a la zona, se dieron cuenta de lo que estaba pasando. Les dejaron en el hotel y les dijeron que había chocado un segundo avión contra las Torres. Rocío y Antonio no querían pasar sus vacaciones encerrados en un hotel y dando un paseo vieron que «la gente ya no salía por las calles, las tiendas comenzaban a cerrar y empezaban a pasar cazas por encima del parque», explica Antonio Moreno.
Aun así, estando en el foco de la noticia no eran del todo conscientes de la magnitud de la tragedia. Al día siguiente, cuando Antonio habló con uno de sus hermanos y le dijo «no tenéis ni idea de lo que ha ocurrido«, ya comenzaron a comprobar que esto no era una cosa menor. Sabían que habían chocado unos aviones y que había muertos, pero cuando el día después salieron y compraron un periódico que titulaba «Esto es la guerra«, se percataron lo grave la situación.
Intentaron acercarse a la zona cero de la catástrofe, pero desde la calle 40 estaba cortado para la gente a menos que fueses residente de la zona. Las calles de New York como la quinta avenida se hallaban «vacías, estábamos solo nosotros, todas las tiendas estaban cerradas». Por la noche fueron al teatro a ver El Fantasma de la Ópera, y allí «se levantaron todos y comenzaron a cantar el himno americano«.
A Rocío y a Antonio les tocó vivir momentos como los de la gente pidiendo información por sus familiares, o cuando se le hacían homenajes a las víctimas. Haciendo balance con el paso de los años Antonio comenta que «fue una experiencia que nos tocó, gracias a Dios estamos vivos y todavía conservo los tickets para subir ese mismo día«.
Quieren volver allí en las próximas fechas con sus hijas para ver «donde estuvimos, qué es lo que hicimos y ver cómo ha cambiado aquello».