Remontarse al siglo X es visualizar una Talabira (Talavera) llena de tiendas, bazares, y muchos baños y mezquitas. Una ciudad donde destaca, apunta Miguel Méndez-Cabeza, su carácter eminentemente comercial.
Viajar al pasado es descubrir a «una gran villa construida en la orilla del Tajo; el castillo está perfectamente fortificado y la villa es notable por su belleza, su extensión y la variedad de sus producciones (…) Rodeada de campos fértiles. Sus barrios son hermosos y antiguos y se encuentran allí monumentos de remota antigüedad».
Méndez-Cabeza apunta algunas curiosidades que se recogen en las crónicas de la época, como que cerca de la ciudad había una tierra especial apropiada para combatir las enfermedades de los ojos y quitar las legañas.
Ciudad donde resaltaba el «espíritu guerrero de sus habitantes», tal y como se refleja en los relatos de otra época y que ahora el talaverano Méndez-Cabeza muetra en su blog.