Una visita al Museo del Ejército requiere más de un día si se disfruta con la historia y el patrimonio, pero una opción más rápida es detenerse en 20 piezas elegidas por su singularidad, su importancia o su relación con un personaje histórico: son las 20 piezas imprescindibles del Museo del Ejército.
Una selección con muchos elementos textiles
En septiembre de 2021 el Museo del Ejército abrió perfiles en las redes sociales e inició un hilo, que ha concluido esta semana, en el que ha mostrado sus veinte piezas destacadas. Se han ocupado de esta labor la capitán Mónica Marqués, en la Oficina de Comunicación, y el conservador Enrique Rontomé, del departamento de Acción Cultural.
A primera vista puede sorprender que hay pocas armas en esa selección a la vez que muchos elementos textiles, con la complejidad que estas piezas suponen para su conservación, y varios objetos científicos además de relacionados con las bellas artes. O sea, llama la atención su variedad.
En un recorrido con la Agencia Efe por algunas de estas 20 piezas, el conservador Enrique Rontomé ha explicado que cada jefe de colección del Museo eligió la más representativa de su ámbito, de manera que se pueda tener una visión transversal de las colecciones del Museo.
El Museo del Ejército custodia armamento
«Se hizo en virtud de su singularidad, su importancia. Por decirlo de forma coloquial, son las piezas estrellas del Museo del Ejército», ha agregado Rontomé al tiempo que ha subrayado que han tenido que acotar en 20 pese a que la colección del Museo es «interesante» y, en general, «muy desconocida».
Obviamente, el Museo del Ejército custodia armamento, y es una colección «importantísima, de las más destacadas de Europa», incide el conservador, en cuanto a artillería, armas de fuego o armas blancas. Pero también custodia un rico patrimonio científico, social o artístico, y un amplio fondo textil.
«No todas las instituciones tienen esta colección textil de distintos tipos, uniformes, banderas, la tienda indoportuguesa..», enumera refiriéndose, por ejemplo, a la indumentaria del último rey de Granada, Boabdil ‘El Chico’, su marlota, babuchas, polainas y turbante, que fueron aprehendidos durante la cabalgada de Lucena y entregados por parte de los Reyes Católicos a Diego Fernández de Córdoba. En 1904, su sucesora, la marquesa de Viana, los donó al entonces Museo de Artillería.
Rontomé subraya que todo lo relacionado con la marlota y la espada de Boabdil «es interesantísimo» y agrega que los textiles son «piezas muy delicadas» y desde el punto de vista del patrimonio «muy interesantes, precisamente por el especial cuidado que hay que tener de cara a su conservación».
Destaca el pendón de la Santa Hermandad Vieja de Toledo
Otros textiles destacados de estas 20 piezas son el pendón de la Santa Hermandad Vieja de Toledo, que se relaciona con la campaña de Túnez de Carlos V en 1535, y el uniforme que vestía Diego de León y Navarrete cuando fue fusilado el 15 de octubre de 1841.
De las 20 seleccionadas también hay piezas «más anecdóticas», como las miniaturas, en concreto el desfile de las tropas de Isabel II, un conjunto que formó parte de la colección del gerundense Joaquín Pla Dalmau e incluye más de 3.600 figuras de plomo realizadas por Lucio Sáez y José Almirall.
Y en el apartado científico destaca el microscopio que perteneció al Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, quien recién terminados sus estudios de medicina fue llamado a filas, se incorporó a la milicia como médico y participó en la guerra de Cuba.
De la berlina de Prim a la fotografía del líder carlista exiliado
Dos ejemplos de cómo las piezas son importantes por el papel que ocuparon en hechos históricos son la berlina del general Prim y la fotografía del general Ramón Cabrera y Griñó, líder carlista exiliado en Londres. La berlina de Prim es uno de los vehículos más antiguos de la colección del Museo y tiene un estado de conservación excelente que permite conocer la estructura de ese tipo de carruajes de dos plazas realizados en madera policromada y de estructura metálica.
Se construyó a mediados del XIX y Prim la utilizaba en sus desplazamientos diarios: en ella viajaba cuando el 27 de diciembre de 1870 fue tiroteado, en la calle del Turco de Madrid, por dos grupos de hombres que dispararon desde ambos lados de la berlina. Murió tres días después. En cuanto a la fotografía de Cabrera y Griñó, es la más antigua de la amplia colección que tiene el Museo. El líder carlista se hizo fotografiar entre 1852 y 1855 en el estudio londinense de William E. Kilburn, uno de los primeros daguerrotipistas de aquella ciudad.
Esta pieza llegó al Museo en 1953 a través de la donación realizada por un bisnieto del general junto a otros enseres e indumentaria.
«El museo es muy grande, no se puede ver una sola visita»
La selección de estas 20 imprescindibles del Museo del Ejército se llevó a cabo hace varios años pero ha sido ahora, a raíz de la pandemia, los confinamientos y el diálogo virtual con el público, cuando se ha dado a conocer y actualizado a través de las redes sociales. Como el resto de museos, el del Ejército está volviendo «poco a poco» a la normalidad en cuanto a visitas de turistas, grupos de escolares y culturales o actividades propias.
«Afortunadamente es un museo muy grande, donde hay mucha oferta y realmente no se puede ver con una sola visita. Este museo requiere, si nos gusta disfrutar de la historia y de las distintas expresiones del patrimonio cultural, por lo menos dos o tres días», recalca Enrique Rontomé.