martes, 3 de diciembre de 2024
Hoy sale el último vuelo 28/10/2011junio 14th, 2017

Hoy el aeropuerto de Ciudad Real verá partir su último vuelo. Se acabó. La crónica de una muerte anunciada. La metáfora de la caída de una manera de hacer basada en el despilfarro, el amiguismo y el desatino. El preludio de la desaparición del escenario de Castilla-La Mancha de quienes pilotaron un gazapo histórico desde la política y desde el mundo de la empresa.

La ilusión de cientos de miles de habitantes de la provincia de Ciudad Real, y en especial de su capital, hecha añicos. Un agujero negro en las finanzas de Caja Castilla-La Mancha. Un reguero de deudas. Un arma de desgate para el PSOE castellano-manchego y un trágala que sus dirigentes ciudadrealeños, con José María Barreda a la cabeza, impusieron a los socialistas de las demás provincias, quienes vieron venir la tragedia, pero no pudieron evitarla. Ese es el dramático balance.


En definitiva, el aeropuerto de Ciudad Real ha sido un capricho mal diseñado y peor ejecutado, una quimera que se vendió como un gran proyecto de interés regional y acabó siendo un gran lío para toda la comunidad autónoma. Un capricho que perjudicó a otras provincias y a otros proyectos. Ahí está la ZEPA de Torrijos, impidiendo el crecimiento a varios pueblos de la provincia de Toledo. Ahí está, sin despegar, el proyectado aeropuerto de Casarrubios, una instalación que a 20 minutos de Barajas, si podría haber sido una fuente de riqueza para toda la región en vez de un pozo de deudas y problemas.

Una ruina ligada a dos nombres que hoy concitan el rechazo general y representan, desde la política y desde el mundo de los negocios, los pilares indispensables del desatino: José María Barreda y Domingo Díaz de Mera.

Sin embargo, ni si quiera el gran poder que acumularon explicaría el desastre. Aquí, todos se apuntaron a la fiesta. Los empresarios que hoy reniegan, vieron un pelotazo seguro y fácil por los créditos que estaba dispuesta a conceder alegramente CCM para este proyecto.

Políticos relevantes de uno y otro partido, PSOE y PP, padecieron de ceguera durante años. Otros, que lo vieron venir en ambos partidos, no tuvieron el valor de oponerse para evitar enemistarse con una opinión pública dominante que en Ciduad Real parecía dispuesta a mandar a la hoguera a cualquiera que se hiciera preguntas o plantease dudas sobre el aeropuerto. Y los que se plantaron no consiguieron fuerza suficiente más que para poder salir indemnes hoy de la quema ante la opinión pública y la publicada.

Se proyectó para dos millones de viajeros al año. Desde que empezó a operar en 2008 hasta la fecha apenas ha pasado de 100.000, sumando los tres años de vuelos. Está todo dicho. Solo queda por ver si el concurso judicial en el que se haya inmersa la empresa acaba pidiendo responsabilidades -ya veremos de qué tipo- a los promotores.

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