Cristina Landete nació prematura, pesando apenas 500 gramos y con todas las complicaciones propias de un bebe con menos de 37 semanas. Con tan solo cuatro meses ya le habían operado con láser de la vista y realizado varias intervenciones gastrointestinales y, a pesar de estar aparentemente estable, con siete meses sufrió desprendimiento de las dos retinas , quedándose ciega «de la noche a la mañana».
A los tres años empezó a vislumbrar luces, colores y bultos, así como a distinguir letras o símbolos muy grandes, pero seguía sin tener prácticamente equilibrio. Fue su madre, María Ángeles Prieto, quien, ante esta situación, decidió apuntar a Cristina a equitación.
«Yo había practicado y decidí apuntarla, fue lo mejor, la niña empezó a ganar estabilidad y confianza con las texturas, mejoró muchísimo su sicomotricidad y le fue gustando cada vez más conforme iba creciendo».
A los 11 años Cristina pierde audición
A su invidencia, a los 11 años se sumó un déficit de audición. «Fue igual que con la visión, en cuestión de poco tiempo perdió la audición y ahora funciona con audífonos». Es lo que se conoce como sordoceguera, concretamente del grupo tres, que son personas que nacen ciegas, adquieren en lenguaje, y después se quedan sordas.
Así, Cristina y su familia tuvieron que aprender a comunicarse con dactilológico en palma, ya que, a pesar de conservar un grado de escucha, muchas veces tiene dificultades en el entendimiento.
«Yo empecé a estudiar mediación comunicativa por vocación, de hecho iba a tirar la toalla, yo solo quería comunicarme con mis amigos, pero cuando me encuentro con esta situación digo ostras, es que ya no es para enseñar a mi hija, es que me sirve también para apoyarla en clase y en su día a día», explica María Ángeles, que ahora ejerce también como su mediadora en los exámenes.
Primera sordociega en competir a caballo en España
No obstante, estas circunstancias no hicieron que Cristina abandonara la hípica, sino todo lo contrario, siguió practicando hasta empezar a competir hace apenas cuatro meses. Ahora, con 14 años, se ha convertido en la primera sordociega en competir a caballo en España, con unos resultados que la posicionan como primera clasificada en la Liga Pegaso de doma clásica en la modalidad paraecuestre.
«Sinceramente, no esperábamos unos resultados tan buenos, cuando María Ángeles vino y me propuso que Cristina comenzara a competir yo le dije que podíamos probar, pero que iba a ser difícil, era la primera vez que entrenaba con una persona con estas características y a la hora de competir implica muchas peculiaridades», señala su entrenadora, Laura Sánchez, que destaca lo orgullosos que están de ella. «Los resultados que está cosechando son increíbles».
Aprendiendo por «prueba y error»
Laura empezó a entrenar con Cristina hace un año y medio en el Centro Ecuestre El Tomillar, en Albacete, donde, mediante «prueba y error», Jorge, su otro entrenador, ella, su madre y Cristina, han ido aprendiendo y mejorando la técnica.
«Empezamos con Tanqueray, que es un caballo muy bueno y han congeniado de manera espectacular. Todo ha sido prueba y error, en la modalidad en la que ella compite tiene que hacer un recorrido de letras, haciendo círculos, diagonales u otras figuras para ir de una a otra, cuando los jinetes son ciegos, hay voceros en cada letra para indicarles donde tienen que ir, pero eso a nosotros con Cristina no nos valía«, detalla la entrenadora.
Probaron con colores llamativos y sonidos, ensayando qué método era el más conveniente. Finalmente, recurrieron a un ejercicio de memoria por el que Cristina cuenta los trancos, es decir, los pasos del caballo, memorizando los que hay entre cada letra, además de la curvación que tiene que hacer el animal.
Asimismo, tiene el respaldo de Laura, que la acompaña a pie de pista, indicándole la letra en la que está con un dibujo en la pierna.
«No existe ningún reglamento para sordoceguera, así que por el momento nos dan esta posibilidad», explica Prieto, que celebra el anuncio de la Real Federación de Hípica Española , donde ya estarían estudiando la realización de un anexo que recoja todas las características de esta modalidad. «Es un paso gigantesco para la inclusión verdadera», asegura.
Buscan mecenazgos para continuar compitiendo
A las dificultades propias de practicar este deporte con una discapacidad, se suma el factor económico. «A la hora de competir todo se dispara, desde las cuotas y los costes propios de cualquier deporte de competición hasta pagar el traslado del caballo al lugar donde será el campeonato».
Por ello, se han unido al programa «Ellas Compiten» de la Fundación Matria, destinado a chicas federadas. «Necesitábamos donaciones, pero nos exigían montar una asociación solo para Cristina, de esta forma, ellos se encargan de recoger esas donaciones, la empresa o el particular hace el ingreso en la cuenta de la fundación y ellos hacen todo el papeleo».
Iniciativa a la que ya se han sumado mecenas como Pripimar S.L., Maxipiensos, Tapería Chicago, Clínica Veterinaria San Huberto, Nacho Pérez ‘la otra óptica’, Albacete Apadrina, el fotógrafo Paco López, el actor Luis Fernández de Eribe o el propio club de equitación El Tomillar.
«Cristina no va a dejar de montar a caballo, pero si queremos seguir compitiendo necesitamos colaboración«.
De cara al futuro, una vez finalizada la Liga Pegaso, esperan ir a la de Ciudad Real y empezar a competir en regionales, para poder seguir avanzando y llegar al nacional. «Queremos empezar una carrera dentro de la hípica, vamos poco a poco, sin prisa pero sin pausa».
Además, la albaceteña ha sido propuesta como candidata para los premios Women’s Sports Institute, una iniciativa innovadora por el deporte femenino.
«Un mundo nuevo entre sus iguales»
Entrenar y competir como una más ha supuesto para Cristina «un cambio brutal», permitiéndole relacionarse con el resto de compañeros de su misma edad. «Acaba de descubrir un nuevo mundo entre sus iguales, estando más cerca de la inclusión y teniendo amigos de verdad», explica su madre.
«Ya no es la unión con su compañera, que la acompaña siempre al podio cada vez que gana, es también el poder ir a cuchichear al rincón con sus amigos«.
«Muchas personas con discapacidad merecen reconocimiento»
Como señala María Ángeles, para Cristina «la hípica lo es todo». «Siempre dice que sus caballos lo son todo, la sensación de equipo que siente cuando monta a caballo, son un binomio, ella confía en su caballo y él confía en ella».
Una historia de superación, que deja también un mensaje de humildad, ya que si algo tiene claro Cristina es que «ahora está siendo un referente, pero hay muchas personas con discapacidad que también lo son y merecen el mismo reconocimiento«.