El pintor Antonio López ha afirmado en Pamplona que confía en volver a trabajar en breve en el cuadro de la familia real, que comenzó en 1994, y terminarlo lo antes posible, aunque ha apuntado que tampoco le gustaría pintarlo con una «rapidez excesiva».
El artista de Tomelloso (Ciudad Real, 1936), que ha asistido en el Museo de Navarra a la presentación de una exposición temporal del navarro Juan José Aquerreta, ha comentado a los periodistas que todos los talleres que ha venido protagonizando durante el verano los ha dejado para fin de año.
Esos talleres, ha asegurado, le impedían poder trabajar en sus cuadros en verano, de junio a septiembre, que son los meses que solía emplear para avanzar en sus obras al aire libre.
López, que ha reconocido que se ha «distraído» con «cosas muy bonitas» como estos talleres, ha señalado que ahora tiene muchas tareas pendientes, y la primera que quiere finalizar es el retrato de la familia real.
En relación a este encargo, que inició hace 19 años, ha subrayado: «Se ha puesto la cosa muy seria y es con lo que voy a volver otra vez, no abandonarlo más veces, intentar andar el último tramo lo más rápido posible, dentro de que no quiero trabajarlo con una rapidez excesiva».
Además, ha explicado el pintor, tiene pendientes de terminar unos trabajos sobre la ciudad de Madrid, en cuya ejecución quiere avanzar en el verano, porque «es un tiempo muy estable, los días son muy iguales».
«Yo trabajo del natural y necesito el verano, siempre lo he necesitado, y en estos años me he distraído con todas esas cosas tan preciosas» como los talleres, ha declarado.
El maestro del hiperrealismo expone actualmente 64 obras, entre pinturas, esculturas y dibujos, en el museo Bunkamura de Tokio, y su trabajo podrá verse más tarde en la localidad japonesa de Nagasaki, a la que está pensando desplazarse.
López ha subrayado en ese sentido que la pintura trasciende fronteras: «El arte, si es verdadero, es inteligible desde cualquier lugar y desde cualquier época; es un recorrido que no se termina nunca, por eso podemos entender lo que hicieron los egipcios hace tres mil años».
El arte, ha agregado, «es un lenguaje universal, es el lenguaje de los sentimientos, y el hombre de cualquier época y de cualquier lugar en lo esencial no cambia. Si conectas con esa veta que nos une, no hay que preocuparse».
El pintor español ha puesto de relieve en Pamplona que no ha perdido las ganas de pintar: «Es una tarea que a mí me gusta hacer, me sigue gustando como al principio y me mejora cuando la hago y me siento peor cuando la abandono, aunque sea por cosas que a mí me gustan. A mí me equilibra el hacer este trabajo. Es mi oficio».