Arqueólogos de tres universidades están participando en las VII Jornadas de Arqueología de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), que este año se centran en la necrópolis de Peñaflor, un enclave medieval fortificado situado en el cerro de «El Castillón».
Las excavaciones, en las que participan doctores, licenciados y estudiantes de las universidades de Castilla-La Mancha, Complutense de Madrid y Alcalá de Henares, se centran en rescatar los restos óseos más expuestos a la erosión para evitar daños irreparables, según han informado en una nota de prensa sus responsables.
Esta actuación se lleva a cabo nueve años después de la primera intervención arqueológica en «El Castillón», un espacio de alto valor arqueológico, ya que en él se documentan ocupaciones y distintos usos desde el Calcolítico (2.500 antes de Cristo aproximadamente) hasta la Edad Media.
Los orígenes de Peñaflor se remontan al siglo XII-XIII, cuando los avances de la Reconquista facilitaban la repoblación cristiana en el Campo de Montiel, un periodo histórico del que la aldea puede arrojar mucha luz, ya que tras su abandono no fue recuperada ni alterada por construcciones posteriores.
El análisis de los huesos recuperados permitirá a los expertos saber a qué edad morían, qué enfermedades sufrían, qué dieta seguían y hasta qué formas y ritos de enterramiento practicaba una reducida población medieval de repoblación.
Las jornadas están organizadas por el Proyecto Arqueológico Entorno Jamila (PAEJ) y el Ayuntamiento de Villanueva de los Infantes, bajo la dirección del director del proyecto, Pedro Moya Maleno, y del arqueólogo manchego vinculado al proyecto desde hace un lustro, Daniel Hernández.
PAEJ nació en los años 80 del siglo pasado a instancias del arqueólogo Juan José Espadas Pavón, quien inició las excavaciones del yacimiento calcolítico-medieval de El Castillón (III-II milenio a.C. y siglo XIV) con la finalidad de investigar y poner en valor el patrimonio histórico de la vega del río Jabalón a su paso por Villanueva de los Infantes.
Entre 1997 y 1999 se intervino en Jamila, cuyo edificio columnado volvió a ver la luz y dio nombre al proyecto arqueológico por tratarse de una estructura singular.
En los últimos años se han desarrollado dos grandes campañas de excavaciones en el puente de Triviño (2000 y 2001), siete campos de trabajo (2005-2011) y un laboratorio de arqueología (2012), que han permitido su integración en el rico patrimonio monumental de Villanueva de los Infantes.