Los componentes de Biciaventura Solidaria han llegado con no pocas incidencias a Khiva (Uzbekistán). Después de esperar más de dos horas en las dependencias fronterizas para pasar a Turkmenistán, finalmente tuvieron que dar marcha atrás y volver a Uzbekistán, viéndose obligados a modificar el recorrido. En estos últimos días también han tenido que hacer frente a las lesiones de varios de los integrantes.
En esta edición 2012, Biciaventura Solidaria, una iniciativa de varios toledanos, pretende recorrer más de 2.000 kilómetros por la denominada Ruta de la Seda, hasta llegar el 8 de abril a Dusambé, capital de Tayikistán, donde está previsto construir con los fondos recaudados durante todo el año un hogar escuela que de acogida a niños de la calle.
Para el viaje solo cuentan con sus bicicletas y sus alforjas. Lo hacen de la forma más austera posible parar así dedicar el máximo de dinero recaudado, a través de los patrocinadores, para ayudar a los que más lo necesitan.
Tanto esfuerzo y contratiempo ha valido la pena ya que llegar a Khiva les ha reconfortado a todos. Antonio Henales, uno de los organizadores de esta expedición, así lo indicaba: «Me cuesta expresar con palabras lo mágica que es la visión, los minaretes con azulejos de colores, las madrasas (14) y el caravansar; solamente imaginar cuánta cultura ha transcurrido por estas calles, cuántas gentes han transmitido sabiduría que luego llegó a occidente, al igual que imaginar esas caravanas que se preparaban para afrontar el desierto camino de oriente…».
Añade que «merece la pena el viaje solo por contemplar la ciudad, el paseo que hemos realizado por la tarde sin gente por sus calles, tan solo algún artesano trabajando, y ver el atardecer desde la muralla es algo que ya no se olvidará jamás».
A partir de ahora les toca atravesar el desierto, cerca de 300 kilómetros sin poder repostar agua ni alimentos…