jueves, 28 de noviembre de 2024
12/01/2016junio 7th, 2017

«Durante estos últimos años hemos asistido en nuestra región a un declive paulatino tanto de la investigación básica como de la transferencia con empresas, debido, principalmente, al importante recorte en los fondos destinados a la I+D + i no solo por el Ministerio sino también por el anterior gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Esta erosión continua ha llevado a un impenitente desgaste de la labor que hemos ido realizando en los últimos veinte años en la formación de equipos científicos −cuya consolidación requiere sin duda de un tiempo suficiente−, y ha hecho que hayamos perdido una generación completa de investigadores que se han marchado fuera de la región –en su mayor parte al extranjero− o bien que han abandonado la idea de poder seguir desarrollando su vocación científica en el seno de nuestra universidad. Lamentablemente nunca sabremos lo que esta «generación perdida» podría haber aportado al tejido científico, productivo y empresarial de la región.


A pesar de estas adversidades −cuyas consecuencias estamos ya sufriendo−, la gran mayoría de investigadores hemos intentado mantener viva la llama de la I+D+i en la medida de nuestras posibilidades, llevando al límite a nuestros propios equipos humanos, con un sobreesfuerzo personal muy importante acreditado en el éxito en convocatorias competitivas y a menudo desconocido y poco valorado por nuestra propia administración universitaria. Sin embargo, y a pesar de acudir con solvencia a dichas convocatorias, nuestros ánimos han encontrado otros caballos de batalla no menos pertinaces y dañinos por cuanto, como las termitas, pudren el tiempo que deseamos destinar íntegro y completo a nuestra tarea más preciada, la investigación: me refiero al hostigamiento lento pero continuo en forma de una burocracia alienante cuya gestión desanima la mayor voluntad de los mejores investigadores y que, si no hacemos algo para remediarlo, un día terminará dando la puntilla a todo el sistema de I+D+i. Algo similar nos sucede en el ámbito de la docencia, en la que aparentemente cuenta más cumplir ‘formalmente’ con las ‘evidencias’ de ciertas actividades y los aspectos de una ‘calidad’ mal entendida, que de verdad con sus contenidos, eficacia y eficiencia.

Por lo que respecta a la I+D+i, los diferentes ministerios auditan y ‘reauditan’ proyectos tanto de las universidades como de las empresas, exigiendo volver a justificar gastos −muchas veces ridículos− por enésima vez, sin ningún otro fin que pagar a las empresas subcontratadas que van a comisión sobre los ‘retornos’. Tampoco nuestra universidad en los últimos años ha facilitado la gestión de proyectos, y los procesos dispuestos a tal fin han complicado y burocratizado cada vez más las justificaciones de las ayudas, sobrecargando de esfuerzo, muchas veces inútil, tanto a los investigadores como al personal de administración y servicios que deben soportar −sin entender la mayor parte de las veces las razones− complicadísimos procesos kafkianos. Esta rigidez produce en ocasiones enfrentamientos entre los dos colectivos, cuando ni uno ni otro son los culpables de definir los procesos, ni responsables de los recortes de personal que han sufrido ambos, hechos que agravan aún más la situación por la precariedad de medios y que imponen, por la difícil e insostenible situación, una simplificación radical de la gestión administrativa.

Tal y como les comento a mis alumnos de la Escuela Superior de Informática de Ciudad Real, frecuentemente los informáticos somos los ‘niños de los azotes’, ya que con demasiada ligereza se culpa al software de cualquier problema en los servicios que prestan las organizaciones. Esta justificación perezosa y peregrina la más de las veces evita abordar los problemas estructurales que, en el caso de la UCLM, afectan al trabajo tanto de nuestros profesionales en el ámbito del personal de administración y servicios como de nuestros investigadores, al recaer sobre ambas partes el peso de unos procesos poco eficientes y cada vez más arbitrariamente complejos y burocratizados.

Ojalá la recientemente creada Agencia Nacional de Investigación contribuya a mejorar algunos de los aspectos arriba citados. Sin embargo, es fundamental que en la propia UCLM no sigamos complicando cada vez más todos los trámites relativos a la gestión y redefinamos entre todos los interesados los procesos de modo que, manteniendo y respetando todas las garantías y requisitos jurídicos y normativos, la burocracia no consuma, como sucede con la plagas de carcoma, el tiempo que debe ser destinado esencialmente a la investigación, concebida como necesaria construcción de conocimiento y transferencia indispensable hacia el tejido productivo de una región cuyo futuro próspero irá, sin duda, de la mano de la I+D+i».

Mario Piattini, catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UCLM.

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