La Fundación Franz Weber reclama que se hagan controles anti-doping a los cazadores de Castilla-La Mancha.
Dicha entidad alerta «del riesgo que suponen», sin estos controles, «para la naturaleza, la biodiversidad y cualquier persona», recuerda que «la Ley de Caza de Castilla-La Mancha no hace referencia alguna al consumo de bebidas alcohólicas ni estupefacientes» y argumenta que «si la caza es un deporte, deben organizarse los controles sobre estas sustancias de forma regular».
Una intensa campaña
La Fundación Franz Weber desarrolla una intensa campaña para alejar a personas menores de actividades lesivas como las propias cacerías o la tauromaquia.
Esta institución recuerda que «desde 2007 en España se han producido 125 víctimas mortales como consecuencia de la caza y más de 700 personas lesionadas de diversa consideración para una actividad que practica menos del 2% de la población».
Añaden que «detrás de estos incidentes y muertes se encuentra una sospecha habitual: el consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias estupefacientes cuyo control, en ningún caso, está detallado en las normas autonómicas, si bien el Reglamento estatal de Armas de 1993 detalla que queda prohibido portar, exhibir o usar armas bajo los efectos de bebidas alcohólicas, estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes u otras sustancias análogas».
«No hay ninguna aseveración en la Ley de Caza de CLM»
«Por ejemplo», subrayan, «en el caso de Castilla-La Mancha su Ley de Caza no realiza ninguna aseveración al respecto, ni establece los medios técnicos y humanos necesarios para facilitar estas pruebas».
La Fundación Franz Weber ha advertido de que «la consideración legal de la caza como disciplina deportiva federada debería llevar aparejadas medidas de vigilancia, entre las que se encuentran los controles anti-doping».
«No hay controles de alcolohemia y drogas»
«Sin embargo», constatan, «ni la Junta ni el Consejo Superior de Deportes (CSD) ni mucho menos los lobbies procaza han desarrollado protocolo alguno para desarrollar controles de alcoholemia y drogas. Estas actuaciones podrían ser fácilmente asumidas por el Cuerpo de Agentes Medioambientales, y su estrategia se podría establecer en la propia normativa autonómicas sobre batidas».
Con el inminente comienzo de la temporada de caza, «los naturalistas denuncian que las administraciones públicas ignoran deliberadamente el consumo de bebidas alcohólicas que se da en estos contextos», señalando que «la única tasa aceptable mientras se portan armas debería ser cero».
En este sentido mencionan un reciente informe del Senado de Francia, «cuya principal propuesta es prohibir estos consumos a los cazadores alertando sobre el número de víctimas y heridos» que provoca la actividad en el país vecino.
«Un peligro multifactorial»
FFW señala que «la caza en estas condiciones es un peligro para la Naturaleza, para la biodiversidad y para cualquier persona que participe en las batidas o que sea ajena a las mismas». Así, ponen como ejemplo «las víctimas causadas por escopeteros que afirman haberse confundido al disparar».
«Si un individuo es incapaz de reconocer a un jabalí, corzo o zorro con sus capacidades volitivas supuestamente adecuadas, estando bebido o drogado los riesgos se multiplican de manera exponencial», concluyen .