La Fundación Franz Weber ha cuestionado «el derroche» de la Diputación de Ciudad Real para crear una escuela taurina que «nadie ha solicitado», salvo elementos vinculados con estos grupos de presión, lamentando que menores de edad puedan participar en «la tortura» de animales.
Desde la Fundación recuerdan que esta actividad, a la que el organismo provincial dedicará 100.000€ cada año, va en sentido contrario a una recomendación realizada por el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas en 2018.
La Diputación de Ciudad Real crea una escuela taurina para formar a 25 jóvenes como toreros
En sus observaciones finales, el órgano de especialistas en protección y derechos de la infancia y la adolescencia solicitó a España «alejar» a los menores de edad de la tauromaquia, incluyendo su participación directa en este tipo de recintos o como personas espectadoras.
FFW señala que los menores, con tan solo 14 años, podrán participar en las llamadas «clases prácticas«, donde ejercen la tortura de bóvidos machos de corta edad, o bien hembras, integrándolos ya en un circuito «donde se justifica el maltrato animal con un presunto interés tradicional o cultural».
Para los naturalistas resulta «preocupante» el uso que hace la Diputación de su papel como administración pública, avalando un proyecto donde chavales «podrían maltratar animales y exponerse a riesgos de carácter médico-sanitario para perpetuar una actividad que recibe un importante rechazo de la ciudadanía».
Esta escuela además supondrá, con mucha probabilidad, dispendios públicos continuados en el mantenimiento de la misma, recordando que las nuevas aperturas en localidades como Santander o Linares cosechan importantes fracasos.
Aseguran que no ofrece salidas laborales
Además, añaden que como formación no reglada, tampoco ofrece una salida profesional real ni digna, y sabiendo que existen numerosos ciclos formativos homologados en diferentes ramas que ofrecerían un empleo digno, no el de matar novillos o toros en plazas..
Finalmente, recuerdan que, en estas convocatorias, los alumnos «pueden crean y ver las heridas provocadas sobre el bóvido, comportamientos y gestos asociados a un evidente sufrimiento y la muerte violenta de los mismos».
Además, los naturalistas explican que la participación va acompañada de «comentarios que refuerzan de forma positiva todo lo que se produce en la plaza» y que personas menores de edad pueden asumir como normal y positivo, contribuyendo a la banalización de la violencia contra animales.