Ciudad Real es una provincia de tránsito. Son miles los conductores y transportistas que la atraviesan cada día a través de sus autovías y carreteras para ir de un punto a otro de la península. Su situación geográfica la convierte en un eje estratégico del transporte nacional, especialmente en corredores como la A-4, que conecta Madrid con Andalucía. Por eso, el control de la velocidad en sus vías no solo es necesario, sino imprescindible para garantizar la seguridad vial.
Y en esa labor de vigilancia, dos radares fijos ubicados en esta provincia se encuentran entre los 50 que más sancionan del país. Están situados en tramos rectos, bien señalizados, pero también en puntos donde es fácil confiarse y pisar de más el acelerador.
Estos dos radares han impuesto casi 26.500 multas durante el año 2023, último ejercicio del que se tienen datos disponibles. Así lo recoge la Asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA) en su informe anual sobre los cinemómetros más activos del país.
Los dos en la A-4
El primero de ellos se encuentra en el kilómetro 230,8 de la A-4, a la altura de Almuradiel, y ha sido el más activo de toda la provincia: 13.330 sanciones en un solo año.
El segundo está situado en el kilómetro 177,5 de la misma carretera, cerca de Manzanares, y no se queda atrás, con 13.142 denuncias registradas en 2023.
Ambos forman parte del reducido grupo de radares que superan la barrera de las 12.000 multas anuales, una cifra que da cuenta tanto del volumen de tráfico como de la relajación con la que muchos conductores circulan por estos tramos.
La carretera con la recta más larga de España está en Castilla-La Mancha: mide 23 kilómetros