«Hola me llamo Zoriana, tengo 13 años, vivo en Kiev. Ayer no me desperté con el despertador, sino con las palabras ‘nos atacan’…»
Estas son las últimas palabras de Zoriana, ucraniana que ha tenido que salir de Kiev junto a su madre y sus dos hermanos y que había pasado los dos últimos veranos antes de la pandemia en Ciudad Real, junto a Patricia y su familia. «Zoriana llegó en 2018 y la experiencia fue muy buena, era la primera vez que venía a España», nos cuenta Patricia Saldaña Moya, la madre de acogida en Ciudad Real de la joven ucraniana y miembro de CREAN (la Asociación Ciudad Real en Ayuda al Niño).
Escuchar las palabras de una niña de 13 años causa conmoción. Según la ONU, hay 7,5 millones de niños ucranianos que están en riesgo por la invasión rusa. Los datos, 7,5 millones, nos quedan lejos, no los sentimos, la voz de Zoriana sí.
Como Zoriana, algunos niños de Ucrania vienen a pasar los veranos a casas familiares.»La situación en la que vienen, a veces, no es tan buena. Algunos vienen con una falta de vitaminas, incluso con algún tipo de enfermedad relacionada con la radiación porque están cerca de Chernóbil. Los niños tienen carencias y aquí podemos ofrecerles reconocimientos médicos y les ayudamos», confiesa Patricia. Desde que Rusia invadiera Ucrania, en Ciudad Real están intentando ayudar a todos los niños con los que tienen contacto. La guerra no espera y menos aún en un contexto en el que los ataques a poblaciones civiles están empezando a recrudecerse.
Escondidos en un sótano de Kiev
Zoriana, al igual que los miles de civiles atrapados por las bombas lanzadas por Rusia, ha tenido que esconderse junto a su familia en un sótano de Kiev, en el edificio de la capital ucraniana donde viven. «Estaban en un sótano y las condiciones no eran muy buenas. Dormían en sillas», nos dice la «madre de acogida» en España.
Zoriana junto a sus hermanos. Imagen facilitada por Patricia Saldaña Moya.
La situación en Kiev es la de miles de civiles que están intentando escapar de la ciudad. Los que se quedan intentan esconderse en el metro, en los propios sótanos de edificios, para salvaguardarse de una guerra que no respeta entre civiles y militares. «Rusia está atacando a civiles, están lanzando bombas en zonas residenciales…».
«No nos dio tiempo a sacarla del país»
Patricia, junto a la asociación ciudadrealeña, llevaban días avisando que la situación se podía recrudecer en Ucrania.»Nos sorprendió a todos esta invasión, aunque ya estábamos alertando a nuestros niños (como Zoriana) de que las cosas podrían empeorar y desde allí nos decían que el problema solo estaba en la región del Donbás (al sur del país)».
El martes pasado, horas antes del comienzo del conflicto, la familia de acogida empezó a pedir la documentación para traer a Zoriana, y a su tres hermanos. Esa misma madrugada, la del martes al miércoles, Rusia invadía Ucrania. «No nos dio tiempo a sacarlas, tuvimos que gestionar mucha documentación y ya era tarde. Además, que no contábamos con que Rusia invadiera la capital», reconoce Patricia.
El padre, en el ejército; la madre quiere salir
Pese a la desesperación que se vive en algunas ciudades de Ucrania y en los países fronterizos, como Polonia, donde los miles de ucranianos están llegando para escapar de la guerra, Zoriana y su familia han podido salir del país. «Han tenido que andar 7 u 8 kilómetros para poder llegar a la estación. Se han subido en un autobús y sabemos que llegaron a Varsovia(Polonia), donde los esperaban familiares», afirma Patricia y reconoce que han tenido suerte y que no han tenido problemas de acogida en Polonia.
Zoriana, junto a su madre y sus dos hermanos gemelos de 12 años, han pasado veintiséis horas en un autobús para salir de Kiev. «Su padre se ha quedado allí, está en el ejército luchando». La madre de Zoriana se ha quedado en Polonia, pero quiere volver a su país. De hecho, como nos cuenta Patricia, la primera idea de la familia era enviar a los tres hijos más allá de las fronteras, pero la situación en Ucrania se ha vuelto tan difícil que han salido los cuatro, madre y tres hijos, a través de la frontera con Polonia.
«Tenemos esperanza, aún hay muchos niños esperando a que los saquen de Kiev o de Polonia, donde muchos han llegado huyendo de las bombas», asegura la madre ciudadrealeña. «Hay que sacarlos de allí sí o sí. No hay otra opción. Sabemos que la situación es complicada y que por parte del Gobierno se está haciendo todo lo posible, pero que vengan cuanto antes».
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